Nacional

“¡No sé qué voy a hacer, no tengo dinero para comer y se viene la renta!”

Doña Chayo tiene 60 años; don Pepe, 67 años, y a los dos los descansaron en sus trabajos. Ninguno de ellos recibe la ayuda gubernamental de 2,500 pesos al mes, que en estos momentos les sería de gran ayuda.

Doña Chayo tiene 60 años; don Pepe, 67 años, y a los dos los descansaron en sus trabajos. Ninguno de ellos recibe la ayuda gubernamental de 2,500 pesos al mes, que en estos momentos les sería de gran ayuda.

“¡No sé qué voy a hacer, no tengo dinero para comer y se viene la renta!”

“¡No sé qué voy a hacer, no tengo dinero para comer y se viene la renta!”

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

"No sé qué voy a hacer para comer…", es la frase que se riega como pólvora entre personas mayores, muchas de ellas que rondan los 60 años o un poco más, dedicadas en su mayoría a realizar labores domésticas en casas, negocios y algunos como empacadores en los supermercados.

La crisis económica que apenas asoma en México por el cierre de negocios, disminución de ventas, cancelación de todo tipo de servicios, desde los más básicos como el de labores de limpieza hasta servicios profesionales, ya impacta en personas de la tercera edad o un poco menos, quienes muchos de ellos viven al día, sobreviviendo con lo que ganan por esas labores donde no cuentan con prestaciones y menos un sueldo a la quincena.

El rostro de Doña Chayo, como se le conoce en la colonia 20 de Noviembre, de la alcaldía Venustiano Carranza, luce preocupado, casi al borde las lágrimas, ante una cuarentena que busca frenar el contagio de coronavirus, pero que para ellos, los de la tercera edad, sobre todo, será larga, muy larga e incierta.

“Mi patrona, ya me dijo que por ahora ya no quiere que vaya a hacerle el quehacer, ella es licenciada y también la descansaron en su trabajo…me dijo que no tiene para pagarme ni a la señora que le hace la comida…”.

“¡No sé qué voy a hacer, no tengo dinero para comer y ya se viene también la renta. Ayer sólo me alcanzó para chilaquiles, pues ni para huevo, ya todo subió mucho, el jitomate, las tortillas…tengo miedo…”, platica mientras se estruja las manos en un acto involuntario.

Sentado en su silla afuera de su casa, don Pepe toma un poco de sol mientras expone su mesita con algunos dulces y chicles que vende o intenta vender, pues no hay gente en las calles. A él lo descansaron desde la semana pasada en una tienda de Supermercado donde laboraba como empacador.

No quería descansar, pero lo obligaron por disposición de las autoridades ante el riesgo de contagio.

”¿Quién me va a dar los 100 o 200 que gano al día?, mi hijos no me ayudan, bastantes problemas tienen ellos con sus esposas, y no pueden darnos dinero a su mamá y a mí”.

En la tienda de autoservicio se cooperaron cajeros, gerentes y empleados para darles una despensa a cada una de las personas mayores que trabajan día a día en las cajas de cobro, pero no sabe cuánto tiempo le alcanzará ahora sin ingresos.

“A ver cómo le hacemos, unos días podemos aguantar, pero después quién sabe qué haremos, ella me dice que no me preocupe, pero cómo no me voy a preocupar si no tendremos qué comer…”

Hace unos días, el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó un decreto para que se permita a adultos mayores que trabajan en el sector público y privado permanecer en casa con goce de sueldo en esta contingencia por el coronavirus.

Doña Chayo y don Pepe ni siquiera saben de eso y tampoco tienen acceso a esa medida, pues no tienen un empleo formal.

En México hay más de 13 millones de personas adultas mayores y el 16% sufre rasgos de abandono y maltrato, de acuerdo al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF).

Si bien el gobierno federal entrega una beca de dos mil 500 pesos cada dos meses a las personas de la tercera edad, ésta sólo es para los que tienen de 68 años en adelante. Doña Chayo tiene 60 años y don Pepe 67 años. Ninguno de ellos recibe esa ayuda gubernamental que en estos momentos les sería de gran ayuda.

“Me siento triste, me da coraje no poder traer dinero para mantener a mi viejita…fui a comprar unos dulces para venderlos aquí afuera, pero no hay ni gente en la calle, no hay niños que son los que les piden a los papás… no sé qué va a pasar y ni siquiera tenemos seguro social …” , detalla.

Con base en cifras del Coneval, un análisis del Instituto Belisario Domínguez del Senado, alerta que en el país hay cerca de 3.3 millones de personas mayores de 65 años con más de dos enfermedades crónico-degenerativas, “lo cual incrementa el riesgo de muerte por Covid-19”.

De acuerdo con la Secretaría de Salud federal, los adultos mayores son de los grupos más vulnerables a un eventual contagio de coronavirus, porque su sistema inmunológico ya no es tan resistente.

Sin embargo, poco se ha dicho de la otra vulnerabilidad, la económica, la del sustento diario, aquella no menos importante para ellos y la que sólo es cuestión de tiempo para que provoque estragos importantes en ese grupo llamado de la tercera edad en México.

EN RIESGO. Con base en cifras del Coneval, un análisis del Instituto Belisario Domínguez del Senado alerta que en el país hay cerca de 3.3 millones de personas mayores de 65 años con más de dos enfermedades crónico-degenerativas, “lo cual incrementa el riesgo de muerte por Covid-19".