Opinión

No todo lo que brilla es oro

No todo lo que brilla es oro

No todo lo que brilla es oro

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

No todo lo que brilla es oro, y no todo lo que se piense o se diga debe ser tomado a raja tabla hasta no tener un parámetro para emitir un juicio.

Meses antes de iniciar la temporada 2021 los reflectores estaban sobre el estadio Raymond James de Tampa Florida, colocando a sus moradores, los Bucaneros, como los indiscutibles rivales a vencer mucho antes de arrancar la temporada. Realmente fue una apuesta prematura y más aún después de mirar el juego que abrió las hostilidades de la campaña.

Y es que se diga lo que se diga, de aquellos que aseguraban que la defensa de Tampa Bay era una máquina de destrucción tras ganar el Super Bowl anterior y borrar al explosivo ataque de Kansas City, lo cierto es que esta primera demostración de la defensa del equipo campeón dejó mucho que desear tras enfrentar a unos Vaqueros que, dicho sea de paso y para sorpresa de muchos, no echó mano de sus titulares durante la pretemporada y sin embargo se vieron como una aplanadora al ataque la noche del jueves en el mismo estadio de los Bucaneros.

Ya lo sé, muchos quizá ni prestaron atención a ese detalle y sólo se quedaron en su mente con la imagen de un Tom Brady ganado nuevamente al filo de la navaja con otro regreso increíble (luego hablaremos de la interferencia ofensiva que no se marcó y permitió el milagro), pero lo cierto es que pocos, muy pocos, repararon en que cómo fue posible que Dak Prescott, un quarterback que no había jugado un solo partido en 11 meses, casi un año, se parara frente a una defensiva que ha sido catalogada como pilar del equipo de la Florida y de golpe les lanzara para más de 400 yardas.

Sin duda es un asunto que debe preocupar a más de uno en el staff de entrenadores defensivos de Tampa Bay.

Porque si un mariscal de campo que no había tenido ni una sola jugada en casi un año tiene una actuación como esa algo no debe estar bien.

Tampa nunca pudo parar a Dallas, al final, como suele suceder en

esos duelos de pistoleros, ganó el equipo que anotó al final, sin embargo, qué puede esperar el conjunto defensivo de Bruce Arians si lució como una coladera. Si ese daño les hizo Prescott a pesar de su prolongada ausencia en los emparrillados, me pregunto cómo le irá cuando enfrente a mariscales como Jameis Winston de los Santos, quien, dicho sea de paso, hizo pedazos a la defensiva de Green Bay; o qué sucederá ante Matthew Stafford de los Carneros que sacrificó a  Chicago?

Sinceramente podemos observar que muchos han lanzado sus dados antes de tiempo y en una Liga como la NFL eso puede costar muy caro.

Otro ejemplo de que no siempre es bueno dejarse deslumbrar por todo aquello que brilla es el caso de los Bills de Buffalo, a quienes al igual que a los Bucaneros ya les colgaban desde ahorita el cetro de su División.

Su presentación ante Pittsburgh fue decepcionante. Tras iniciar con una prometedora ventaja de 10-0, hay que señalar que después del segundo cuarto poco o nada pudieron hacer ante unos Acereros que, se debe aceptar, sin Ben Roethlisberger estarían perdidos. El veterano sacó el partido gracias a sus pases, a pesar de que se aprecia que cada golpe cada vez le duele más.

Es verdad que los Bills seguramente enderezarán la nave conforme avance la campaña, pero la expresión del coach Sean McDermoth una y otra vez en la pantalla lo decía fuerte y claro: Eso no era lo que estaba presupuestado para la primera semana y menos aún en su propio estadio.

En pocas palabras, apenas se ha jugado la primera semana de 17 juegos en el calendario, por lo que pensar que podemos poner banderines de campeonato a diestra y siniestra es muy prematuro.