Opinión

Nuestra otra frontera... semiútil

Nuestra otra frontera... semiútil

Nuestra otra frontera... semiútil

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

LIC. MARCELO EBRARD CASAUBON.

CANCILLER DE MÉXICO

+El de la locura y el de la cordura
son dos países limítrofes

Arturo Graf

CIUDAD DE MÉXICO.- Por siempre, como república independiente, nuestra frontera sur fue descuidada. Los ciudadanos centroamericanos podían cruzarla sin siquiera presentar una credencial cualquiera que los identificara.., o ni eso. Fue siempre una frontera porosa y nos tenía sin cuidado ni vigilancia y casi sin aplicación de normas  migratorias mínimas.

Cuantos centroamericanos se internaban más de 100 kilómetros en el país, con seguridad podían continuar su viaje hasta nuestra otra frontera, la colindante con Estados Unidos que, esa sí, la presumíamos, muchos nos la envidiaban y ellos la alcanzaban para cruzarla como lo habían hecho en la del sur. Y como a Washington  no le preocupaba mucho esa situación porque en realidad no le provocaba problemas migratorios de importancia, la vida iba transcurriendo sin zozobras...

Mas de pronto, hace unos cuantos días ocurrió lo que algunos imaginaron sin considerar que llegara a suceder, porque hacía más de siglo y medio que no ocupaba la Casa Blanca alguien como Trump.., hasta que el propio Trump llegó ahí en persona, en carácter, en ideas, en loqueras, en soberbia y —como ayer aquí le dije, canciller— con sus datos, decidido por lo menos a asustarnos de este lado de la frontera norte luego de que allá en nuestra frontera sur, colindante con Guatemala, ése y otros países del istmo centroamericano optaron por libertar ciudadanos suyos en pobreza para que fueran a probar suerte en Estados Unidos pasando por México y, aunque ellos no querían, permanecer aquí al menos por un tiempo, hasta saber si pasaban o no, pero legalmente, al otro lado…  

Así, nuestro gobierno de pronto se percató de que nuestra frontera sur existía, cuando por ahí cruzó un inmenso ejército de pobreza, que sigue en nuestro territorio, casi intacto,  pues muy pocos han logrado cruzar nuestra frontera norte con éxito y aún desconocen lo que el destino les depara…

De esta sorprendente manera nuestra frontera sur cambió su imagen para convertirse en un sitio importante y peligroso, como nunca antes había sido y por esto, canciller, hoy urgen nuevos conceptos para elevar la categoría de la frontera sur para incluirla entre los sitios clave de nuestra seguridad nacional y cuando concluya la meta de gracia de 45 días impuesta por Trump para frenar la ola migratoria centroamericana, anunciar urbi et orbi que se pudo desactivar la amenaza masiva de inmigrantes centroamericanos que han golpeado las puertas de nuestra frontera norte, desesperados por lograr el sueño de alcanzar lo que, supusieron, es la tierra prometida que cambiará su negro destino por otro, al menos, color nube de aguacero…

El problema, ahora, estará en que las oportunidades de asilo en Estados Unidos solo alcanzará a un número muy reducido de cuantos lograron llegar a nuestra frontera norte. La gran masa encajonada en la punta noroccidental de México deberá regresar, tristemente derrotada, a sus respectivas realidades nacionales, pues a pesar de la buena, pero improbable posibilidad de dar a todos condiciones de estancia aquí, tenemos que resolver primero la situación de nuestros millones de pobres.

Debo entender que así también lo considera nuestro gobierno.

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