Metrópoli

Nutrida marcha contra feminicidios y acoso en la CDMX

Más de 5 mil personas marcharon al Zócalo para exigir un freno a la violencia contra las mujeres; participaron víctimas, madres de jóvenes que desaparecieron o fueron asesinadas y colectivos feministas.

Más de 5 mil personas marcharon al Zócalo para exigir un freno a la violencia contra las mujeres; participaron víctimas, madres de jóvenes que desaparecieron o fueron asesinadas y colectivos feministas.

Nutrida marcha contra feminicidios y acoso en la CDMX

Nutrida marcha contra feminicidios y acoso en la CDMX

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Más de 5 mil mujeres salieron a protestar contra la nueva modalidad de  secuestro, conocida como “Cálmate, Mi Amor”,  que consiste en que el agresor se hace pasar por novio de la víctima, la sujeta, y cuando ésta grita para llamar la atención, el delincuente alude a que a la mujer le dan frecuentemente crisis emocionales. Acto seguido, el delincuente arrastra a la mujer lejos de allí.

Durante los últimos días, en redes sociales ha circulado ampliamente este tema, vinculándolo especialmente con casos ocurrido en el Metro. Existen casos muy similares que se destaparon justamente en las redes sociales. Las mujeres escribieron sus experiencias con el fin de alertar a otras respecto a esta nueva forma de secuestro.

Fueron también las redes sociales donde se viralizó el llamado a participar en la marcha. La convocatoria a miles de mujeres es la más relevante desde aquella megamarcha de 2017, luego de la muerte de la poblana Mara en un “taxi seguro”.  El recorrido se llevó a cabo del Monumento a la Madre, iniciando a las 15:00 horas bajo el  nombre de Protesta en Contra de los Secuestros en Metro.

Diez minutos antes de las 3 de la tarde aún estaba por llegar la mayor parte de las mujeres que se sumarían a la protesta.

Dos chicas, simpáticas, jóvenes que reían sentadas en espera del inicio de la manifestación, confirman que ése es el lugar de inicio. Cuando se les pregunta cuántas veces han participado en este tipo de manifestaciones, una comenta que era la segunda vez, mientras que para su acompañante es la primera.

Más adelante la segunda chica, la que marcha por primera vez, comenta que en alguna ocasión “iba en el Metro y se quedó estancado, notó que un hombre la estaba siguiendo y se dijo a sí misma ‘¿y ahora qué hago?’ Ya en la siguiente estación bajaron unas chicas y les dijo ‘¡Ay, hola cómo están!’, como si las conociera. Luego les dije: ‘¡Ay, perdóname pero es que un tipo me estaba siguiendo y la verdad no sabía qué hacer!”.

Aquella anécdota termina con la solidaridad de las jóvenes desconocidas a las que saludó: “si quieres te vamos a dejar a la estación a la que vas”.

La jovencita que narra, termina su relato diciendo que ésa es “la veintiúnica vez que sí he sentido miedo”.

La otra chica dice que cuando fue con su hermano al concierto de Shakira en el Zócalo, se vio separada de su familiar (varones a un lado, mujeres al otro para entrar al Metro) “entonces un señor me venía siguiendo, y el que se dio cuenta fue mi hermano, que me gritó. Mi hermano se saltó los torniquetes y me agarró de la mano y le echo pleito al tipo. Yo tenía como 13 años”.

Mientras relatan sus historias, una consigna rompe en el aire: “¡Alerta, alerta, alerta feminista…!” Son mujeres que están anunciando así su llegada al punto de encuentro. Ciertamente, poco a poco, van llegando más y más, dispersándose, acomodándose en los espacios disponibles, pintando con morado las caras con frases de “Ni una más, Ni una menos”, “Aborta al patriarcado”.

Como pueden las mujeres se acomodaban en la calle para escribir en los carteles, se maquilaban no sólo con morado sino con rojo, rosa, negro; unas sacaban banderas verdes, rosas, blancas, negras y amarillas.

Van llegando más todavía; mientras pasa todo esto, una chica amable invita a poner el nombre propio en un vestido de fondo blanco y lunares rojos que lleva en las manos. Entrega un plumón negro y pide que la escritura no pase a los lunares del vestido.

—¿Para qué es? —le pregunta alguien.

— Ahorita estoy acumulando los nombres de  las mujeres  que están aquí presentes, que alguna vez se han puesto un vestido en su vida, es un recordatorio de que las mujeres están juntas, es un recordatorio de que es la manera en que nos vestimos y en la que queremos seguir vistiéndonos, sin peligro.

Al lado había una cruz rosa en la que después se colocaría el vestido. “También es un recordatorio a las que ya no están y es como una unificación, mujeres, todo en uno mismo que es un poco de lo que está pasando hoy”, concluye sobre su proyecto personal durante la manifestación.

La chica se queda atrás, la marcha arranca y se ven claramente subgrupos, algunos son hombres vestidos de negro, maquillados solamente de  los labios  u ojos, cargando la bandera LGBTTIQ, otros tapándose la cara con palestinas, dejando al descubierto los ojos y carteles a la mano.

El ambiente de cada subgrupo es muchas veces agradable, divertido, amigable. Unos chicos hacían rimas; otros estaban apoyando las consignas de las mujeres. Como ya es costumbre, hay un caso muy particular en el que las chicas no permiten que se incorporen los hombres, aun estando con su acompañante femenina. Una vez más, una de las chicas que va acompañada con un amigo o  con el novio se queja de esa posición radicalizada: eso no es igualitario, alega, y es justamente eso, una sociedad más igualitaria, lo que están pidiendo las mujeres que han tomado, por miles, la avenida Reforma en dirección al Zócalo.

LAS DENUNCIAS MAPEADAS. Los casos de intento de secuestro dentro o cerca de estaciones del Metro no son recientes; sin embargo, la continuidad de éstos obligó a diversos colectivos a mapear las denuncias difundidas a través de redes sociales.

El gobierno local instaló módulos de atención a víctimas de diversos delitos en 5 estaciones del Sistema de Transporte Colectivo en las que detectó mayor incidencia de ilícitos cometidos contra mujeres.

No obstante, las quejas —aunque menores en número, lo cual no resta importancia— permiten conocer que se registraron intentos de secuestro en una veintena de lugares cercanos al Metro y en las instalaciones.

Los primeros casos se dieron el año pasado en las estaciones Bellas Artes, San Juan de Letrán, Constitución de 1917, Zapata y Taxqueña.

Los siguientes ocurrieron en Universidad, Coyoacán, Tacubaya, Martín Carrera, Aquiles Serdán, Mixcoac, San Antonio, Chabacano, Moctezuma, Boulevard Puerto Aéreo, Santa Martha, ­Atlalilco, UAM-Iztapalapa, Impulsora, Ermita, San Pedro de los Pinos, Barranca del Muerto, Guerrero, Garibaldi, Merced, La Raza, Balderas y Xola.