¿Cuántos celulares inservibles tienes en tu casa? ¿Cuántas televisiones obsoletas, grabadoras, impresoras, DVD, relojes, en fin, de cuánta tecnología inútil te has tenido que deshacer o aún tienes en casa debido a la obsolescencia programada?

Me considero una persona cuidadosa con sus cosas y esa dichosa obsolescencia programada me ha llevado a tener más de cuatro celulares inservibles de muy buenas marcas y en muy buen estado inservibles tecnológicamente, porque más allá de cuatro o cinco años, ya no aceptan ninguna actualización.

En ocasiones es demasiado caro repararlos, otras veces es imposible encontrar la pieza de repuesto o fueron diseñados para no ser desmontados. Es lo que se conoce como obsolescencia programada: un producto está diseñado deliberadamente para tener un tiempo de vida específico, deja de funcionar al cabo de un tiempo, no porque esté estropeado, sino porque ha sido diseñado para fallar al cabo de ese periodo. Es como programar su muerte o su ciclo de vida antes de que éste se desgaste por completo.

La vida útil de un producto es el tiempo en el que tu equipo funciona de forma óptima, y llega a su fin después de un proceso de desgaste lógico por su uso frecuente.En cambio, la obsolescencia programada es una estrategia planeada para volver inútiles tus dispositivos y obligarte a comprar de nuevo.

Esto ocurre porque los fabricantes calculan y planifican el tiempo de vida de sus productos, para reducir deliberadamente su utilidad e incitar a las personas a comprar uno nuevo.

Celulares, computadoras, tabletas, impresoras, lavadoras, secadoras de cabello, microondas, refrigeradores y pantallas son aparatos casi indispensables para la vida diaria que fallan frecuentemente a mediano plazo y sin razón aparente, por mucho cuidado que tenga el consumidor.

Entramos en un ciclo, comprar, usar, tirar, comprar, usar, tirar y llegamos a desear productos que no necesitamos.

Se puede hablar de tres tipos de obsolescencia:

En México se calcula que cada persona genera al año 8.2 kilogramos de basura electrónica, es decir, cualquier producto con un enchufe, cable eléctrico o batería que ya cumplió su vida útil.

Estos desperdicios incluyen elementos como el cobre y oro, que pueden ser tóxicos durante los procesos de reciclaje.

La manera en que podemos contribuir a contrarrestar los efectos que genera la basura electrónica, es leyendo las etiquetas de los productos y sus garantías. Asimismo, se puede apoyar a las empresas dedicadas a la reparación o reciclaje llevando los aparatos en desuso a sus instalaciones.