Cultura

Ojalá la gente pudiera ir al teatro como va al cine: Daniel Jáquez

Entrevista: El director y traductor de teatro, radicado en san Diego, EU, trabajó en obras de Miguel Sabido, David Olguín y Alejandro Ricaño para su montaje en teatros como el Miracle Theatre de Portland, Oregon; Teatro Bravo, Phoenix; y Goodman Theatre, Chicago.

Entrevista: El director y traductor de teatro, radicado en san Diego, EU, trabajó en obras de Miguel Sabido, David Olguín y Alejandro Ricaño para su montaje en teatros como el Miracle Theatre de Portland, Oregon; Teatro Bravo, Phoenix; y Goodman Theatre, Chicago.

Ojalá la gente pudiera ir al teatro como va al cine: Daniel Jáquez

Ojalá la gente pudiera ir al teatro como va al cine: Daniel Jáquez

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Daniel Jáquez es un director mexicano de teatro radicado en San Diego, Estados Unidos, que define la traducción de obras como un ejercicio de intercambio cultural, es decir, que los dramaturgos se adentren al contexto de un país para que la representación del guion no sea sólo una lectura desde otra lengua.

Crónica presenta una entrevista con el director, creador y traductor de teatro nacido en Ciudad Juárez, Chihuahua, y quien ha trabajado obras de Miguel Sabido, David Olguín y Alejandro Ricaño para su montaje en teatros como el Miracle Theatre de Portland, Oregon; Teatro Bravo, Phoenix; y Goodman Theatre, Chicago.

“Empecé con la compañía The Lark, donde iniciamos un intercambio entre México y Estados Unidos patrocinado por gente estadunidense y el Fonca. Hacemos producciones de cuatro obras de cuatro mexicanos, asignamos dramaturgos para que haya un intercambio cultural, no queremos que la traducción sea literaria, por eso organizamos una residencia en Nueva York para trabajar la nueva versión”, platica.

Después de vivir 30 años en Nueva York, Daniel Jáquez se mudó a San Diego, California, en 2016, donde creó un vínculo con Tijuana siguiendo el modelo del programa Lark Play Development Center’s US/México Playwright Exchange.

“Hicimos la traducción, gestionamos la residencia con dos dramaturgos, los invitamos a los grandes teatros de aquí, estuvimos platicando sobre los temas de las obras y los adentramos a que vieran cómo se mira el mundo a través de lo que la obra representa. Con ese ejercicio hay un cambio más grande que el hecho de traducir una obra”, destaca.

El escrito que se tradujo fue La pinche india, de Mario Cantú Toscano, analizaron el lenguaje, las situaciones plasmadas y cómo se interpretaría en Estados Unidos.

“Muchas veces los dramaturgos no se dan cuenta del impacto que tienen con lo que dicen en una obra, ellos toman lo escrito muy natural porque viene de su mundo y experiencia, pero cuando les presentas significados alternativos de lo que escribieron se les abre el ojo y, a veces, se ponen a aclarar más su texto original. Es muy bonito ese intercambio”, platica.

Para el proyecto The Lark, Jáquez también tradujo Riñón de cerdo para el desconsuelo, de Alejandro Ricaño, guion que se presentó en Theatre Portland, Oregon, y Goodman Theatre, Chicago.

“He traducido tres obras de Ricaño, pero sólo una para The Lark, las otras fueron porque me contactaron para hacerlas. Riñón de cerdo para el desconsuelo es una de mis obras favoritas y es complicada en cuestión de la relación entre hombre y mujer. Tuvo mucho éxito y la montaron en Nueva York”, comenta.

Otra obra que Jáquez trabajó fue Falsa crónica de Juana la Loca, de Miguel Sabido, la cual se presentó en español en el Teatro Bravo, Phoenix, y en inglés en Manhattanville College, Nueva York.

“Hace muchos años me contrataron para dirigir esa obra en español, en un teatro pequeño en Phoenix, Arizona, y me gustó tanto el trabajo que hicimos que le presenté la propuesta a una universidad en Nueva York, les dije que quería traducirla y presentarla con sus estudiantes para poder explorar la versión, aceptaron y se montó”, relata.

INTERPRETAR LA CULTURA. Uno de los autores favoritos de Daniel Jáquez, además de todos los que ha traducido, es David Olguín (Ciudad de México, 1963).

“Siempre he seguido su trabajo. Me tocó traducir la obra Belice y me enamoré de su filosofía y lenguaje. Hay una compañía en Nueva York que se llama The Play Company que la presentó. En esa misma ciudad existe un proyecto llamado ­hotINK donde me invitaron a proponer algo para traducir en su programa y escogí Los asesinos, de Olguín, y ahí él y yo hicimos la puesta de la lectura dramatizada”, recuerda.

— ¿Qué le gustaría que sucediera en el teatro mexicano?

— Me gustaría que el teatro fuera gratis, pero eso es complicado. Me gustaría que hubiera teatros donde constantemente la gente pudiera ir como sucede con el cine. Ir al teatro no es costumbre en México.

“También me gustaría que los artistas puedan vivir de su arte. Es esencial que el pueblo reconozca el valor de un teatro. Quisiera que todos, este mundo capitalista, valoraran lo que cuesta el arte, lo que genera el arte en cuestiones humanísticas y en el desarrollo emocional del país”, responde.

A esa lista de buenos deseos, Jáquez agrega que a sus sesenta años le gustaría crear un gran teatro en la frontera de Tijuana y San Diego.

“Uno grandísimo que fuera un lugar nacional donde la gente pudiera ver teatro ejemplar, mexicano y chicano, tener ese intercambio cultural sin preocuparme de quien llegará y de dónde voy a sacar dinero. Somos gente fronteriza, la gente fronteriza interpreta a los dos países, somos la gente que interpreta la cultura. Que haya un teatro que represente eso, sería fabuloso”, expresa.