Opinión

Ollanta Andrés López Humala

Ollanta Andrés López Humala

Ollanta Andrés López Humala

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
Erik Del Ángel Landeros*
 

Desde hace años se ha vuelto recurrente comparar a Andrés Manuel López Obrador con Hugo Chávez o Nicolás Maduro; lo cual es más una campaña en su contra por parte de sus contrincantes que un planteamiento verosímil. Sin embargo, resulta oportuno compararlo con líderes de otras latitudes con los que sí tenga elementos semejantes, como es el caso del expresidente peruano Ollanta Humala Tasso.

En primer lugar, ambos políticos han tenido una trayectoria muy similar en sus campañas por las presidencias de sus países. Tanto Obrador como Humala se lanzaron por primera vez como candidatos presidenciales en 2006. Eran considerados parte de la nueva ola de izquierda que tomaba el poder en América Latina y el Caribe.

Humala se había levantado contra el gobierno de Fujimori y, por su parte, Obrador había desafiado al poder por métodos fuera de la institucionalidad, primero en Tabasco, después, en cierto sentido, contra el Poder Judicial, Ejecutivo y Legislativo en su desafuero. En esa primera campaña, criticaban frontalmente al modelo neoliberal y a los partidos tradicionales que “habían traicionado al pueblo”. También fueron señalados por tratar de implementar el modelo venezolano, lo cual negaron.

Ambos perdieron las elecciones de 2006, Obrador no reconoció los resultados y denunció fraude; Humala reconoció su derrota y, tal vez, ése fue uno de los pasos que le permitieron alcanzar la presidencia en las próximas elecciones. Por su parte, Obrador entró en un desgaste que no le permitió superar a un buen producto electoral en 2012, a Enrique Peña Nieto.

La candidatura de Humala en 2011 y la de Obrador en 2018 también se parecen mucho. El peruano, trató de moderarse, correrse al centro y verse con una postura más conciliadora. Hasta cambió la forma de vestir. Sus paisanos, Mario Vargas Llosa y el expresidente Toledo (acusado de corrupción) lo apoyaron públicamente. Por su parte, Andrés Manuel, en las últimas elecciones siguió un derrotero parecido, se moderó, dulcificó su discurso y ahora trató de recalar en frases humorísticas, antes que criticar a la mafia del poder. A Ollanta Humala le resultó esta estrategia y ganó dichas elecciones; a López Obrador también y finalmente ganó la elección presidencial.

En segundo término, se podrían comparar ciertas medidas llevadas en Perú con algunas propuestas planteadas por Obrador, sin pasar por alto que es casi imposible comparar un gobierno completo contra otro que apenas inicia; inevitablemente algo de arbitrariedad hay en comparar al régimen de Humala con el proyecto de Obrador.

Dicho lo anterior. El expresidente peruano continuó con cierta moderación en su gobierno, al tratar de mezclar medidas neoliberales con nuevas apuestas sociales. Por ejemplo, no desmontó el modelo económico existente y en promedio su país creció al 2.8% en su mandato. No hubo un cambio económico. En contraparte, hizo una fuerte apuesta por los programas sociales, como Pensión 65 y Qali Warma. También impulsó una reforma educativa y un significativo otorgamiento de becas. Sus opositores criticaron estos programas por costosos e ineficientes, y también por incrementar la burocracia. En este rubro, se podría decir que Obrador también piensa centrar su proyecto económico y social en el gasto gubernamental. Sostiene que mediante ahorros se podrán generar ingresos para invertir en obras públicas y en programas como pensiones universales para adultos mayores, así como becas y universidades para prácticamente todos los jóvenes. Sin embargo, la austeridad del nuevo gobierno ha sido uno de los factores del nulo crecimiento económico este año.

Desafortunadamente, lo más notorio del gobierno de Humala fue el desborde de la inseguridad, escándalos de narcoterrorismo y diversos casos de corrupción, que incluso alcanzaron a su esposa. Sin duda, éstos también serán los retos que tendrá López Obrador: la inseguridad y el crimen organizado. La corrupción también será un fuerte desafío, ya que suena complicado que con su solo ejemplo controle la corrupción de todo un estado (aun contando con que sus colaboradores cercanos mantendrán un comportamiento ético). Para muestra de lo anterior, se asoma el caso Bartlett.

Humala acabó con el 23% de aprobación ciudadana, nivel más bajo de cualquier presidente peruano en 15 años, hasta ese momento. Actualmente es investigado por lavado de dinero y asociación ilícita para delinquir, por supuesto financiamiento de Odebrecht para su campaña de 2011. Al momento, AMLO mantiene altos niveles de aprobación, 70% en promedio y pareciera prácticamente imposible que él directamente se vea involucrado en temas de corrupción.

A final de cuentas, Humala pasó a ser un presidente más en Perú. No transformó la realidad de su país y es señalado por corrupción. En México, ¿Andrés Manuel logrará marcará un camino totalmente distinto al de Humala o los desafíos del país y sus acciones harán que sea un presidente más?

* Erik Del Ángel Landeros es Licenciado en Relaciones Internacionales por la UNAM, donde fue Consejero Universitario, maestro en Historia Moderna y Contemporánea por el Instituto Mora. Su tesis de maestría fue reconocida en el Premio Genaro Estrada 2012. Cuenta con estudios en la Universidad de Texas y con el Diplomado Líderes Progresistas por la Fundación Friedrich Ebert. Se ha desempeñado en el sector público y académico. Actualmente es profesor en la carrera de Relaciones Internacionales, en la UNAM y realiza el Doctorado

en Historia por la UNAM.

Twitter: @ErikdelangelFacebook: Erik Del Angel