La Organización Mundial de la Salud (OMS) expuso ayer la calamitosa situación de la sanidad en el Líbano y Afganistán, dos países que enfrentan una crisis comparable en cuanto a acceso de la población a los servicios sanitarios básicos y pidió que otros países ayuden con financiación para evitar que esta situación sea una sentencia de muerte para los pacientes.

Además de la carencia crítica de equipamiento y medicamentos, la salida masiva de médicos y enfermeras ha agudizado la crisis en ambos países: en Líbano debido a una grave crisis económica; en Afganistán debido a la crisis humanitaria en ciernes tras la salida de las tropas internacionales y el retorno al poder de los talibanes.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, expuso la crisis que atraviesan Líbano y Afganistán tras volver de una misión en ambos países y comprobar que la situación es sumamente grave y que los niños son los que están sufriendo más.

Tedros urgió a los países donantes a dar un paso adelante y volver a financiar el Proyecto Sehatmandi, que la OMS considera la espina dorsal del sistema de sanidad afgano, ya que permite el funcionamiento de 2 mil 300 centros de salud en los que se atiende a millones de personas.

El Banco Mundial administraba estos fondos y suspendió el financiamiento del programa tras la llegada al poder de los talibanes, el 15 de agosto.

Del Líbano se han marchado en el último año de crisis unas mil 500 enfermeras, entre el 15 y el 17 por ciento de todas; peor es el caso de los y las médicos, de los cuales han salido del país unos 2 mil, o el 40 por ciento.