Opinión

Otro estilo de desarrollo es no sólo posible, sino urgente

Otro estilo de desarrollo es no sólo posible, sino urgente

Otro estilo de desarrollo es no sólo posible, sino urgente

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Únicamente alguien muy ignorante, o muy cínico, podría negar la realidad y gravedad del cambio climático, considerando el cúmulo de evidencia científica que se ha generado en los últimos años. En efecto, en el más reciente estudio presentado por las Naciones Unidas, con motivo de la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente, alertan de una fecha límite: o cambiamos o en el año 2050 estaremos ante consecuencias auténticamente catastróficas. Así, algunas de las ideas más relevantes del Informe sobre las Perspectivas del Medio Ambiente Mundial, en su sexta edición, son las siguientes:

“Se está desencadenando un importante proceso de extinción de especies, que pone en peligro la integridad planetaria y la capacidad de la Tierra para satisfacer las necesidades humanas”.

“Muchas de las nuevas enfermedades infecciosas son resultado de actividades que afectan a la diversidad biológica… Se calcula que las zoonosis representan más del 60% de las enfermedades infecciosas en el ser humano”.

“La diversidad genética está disminuyendo, lo que plantea una amenaza para la seguridad alimentaria y la resiliencia de los ecosistemas, incluidos los sistemas agrícolas y la seguridad alimentaria”.

“Las poblaciones de especies están disminuyendo y las tasas de extinción de especies están aumentando. En la actualidad, se considera que el 42% de los invertebrados terrestres, el 34% de los invertebrados de agua dulce y el 25% de los invertebrados marinos están en riesgo de extinción. Entre 1970 y 2014, la abundancia de las poblaciones mundiales de especies de vertebrados se redujo en promedio en un 60%.

“La integridad y las funciones de los ecosistemas están disminuyendo. De cada 14 hábitats terrestres, 10 han experimentado un descenso en la productividad de la vegetación y algo menos de la mitad de las ecorregiones terrestres se clasifican como regiones en situación desfavorable de conservación”.

“La pérdida de diversidad biológica es también una cuestión de equidad, que afecta de manera desproporcionada a las personas más pobres, las mujeres y los niños. De mantenerse el ritmo actual de disminución, las generaciones futuras se verán privadas de los beneficios que tiene la diversidad biológica para la salud. Los medios de subsistencia del 70% de las personas que viven en situación de pobreza dependen directamente de los recursos naturales”.

Hasta aquí las citas; las cuales, como puede verse, son concluyentes en sí mismas. Por eso no es exagerado insistir en el hecho de que la viabilidad, ya no sólo de la civilización como hoy la conocemos, sino la supervivencia de nuestra especie en el planeta, se encuentra comprometida de no tomar las medidas necesarias en el corto plazo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el agotamiento de los bosques y selvas, la desecación de lagos y otros cuerpos de agua, el derretimiento de los glaciares, la contaminación de ríos, arroyos y otras aguas superficiales, pero también de los mantos freáticos; así como la contaminación del aire con partículas que resultan sumamente dañinas para la salud.

Se trata de una cuestión ética fundamental, porque en la modernidad comenzamos a destruir masivamente a la naturaleza; asumimos un modelo desarrollista basado en la extracción y el “dominio total” de los recursos naturales, y rompimos la noción de pertenencia de la humanidad a su entorno; es decir, no es cierto que el mundo o la naturaleza “nos pertenezcan”; por el contrario, estamos obligados a generar una nueva relación con los ecosistemas en una renovada vocación convivencial con las otras especies, que tienen el mismo derecho que nosotros a habitar en este frágil planeta que constituye una excepción espléndida en tanto su capacidad de albergar vida, al menos en lo que a nuestro sistema solar se refiere.

Estamos obligados a reforestar nuestras montañas, bosques y selvas; a revitalizar nuestros ríos y lagos; a frenar la desertización de nuestro suelo; a proteger nuestra biodiversidad; y sobre todo, a generar un nuevo estilo de desarrollo respetuoso del medio ambiente.

@saularellano

www.mexicosocial.org