Linda Rosa Manzanilla Naim propone que la ciudad de Teotihuacán fue gobernada por un consejo de gobierno desde el palacio de Xalla, lo que lo convierte en la sede más importante de poder político. Lo anterior responde a que la ciudad parece estar dividida en cuatro distritos de donde probablemente provinieron los cogobernantes “emulando la flor de cuatro pétalos que alguna vez Alfredo López Austin sugirió era el glifo emblema de Teotihuacán en el centro de México”, destacó la investigadora de la UNAM y Premio Crónica.

“En Teotihuacán, dado que hay posiblemente un consejo de gobierno y no gobernantes únicos, es difícil ubicar desde donde gobernaron los cogobernantes; se ha propuesto: el Quetzalpapálotl, el palacio del Sol, los palacios al norte y al sur de la ciudadela, el conjunto calle de los muertos, así como el conjunto plaza oeste, pero ninguno de estos escenarios ha dado información contundente de ser sedes de poder político y económico, aunque probablemente simbólico, sí”, expresó Manzanilla Naim en el primer día del simposio El palacio de Xalla en Teotihuacán. Una posible sede de poder.

Los palacios en el viejo mundo son los centros de acopio económico, de almacenamiento y ubicación de alimentos, bienes suntuarios, zonas artesanales y áreas de viviendas para el señor y sus familias, “señor que a veces es un gobernante que a veces tiene una connotación de deidades o un representante de una comunidad”.

En Mesoamericana, añadió, hay dos tipos de sociedades: una muy generalizada, representadas por los centros urbanos mayas en los cuales la pirámide social está encabezada por el gobernante en la cima, y aquellas que son excepciones en sus áreas, como el caso de Teotihuacán, “donde yo propongo un consejo de gobierno de cuatro cogobernantes, lo que hace más difícil detectar las áreas de poder económico, político y simbólico”.

El palacio de Xalla, ubicado al norte de la pirámide del Sol, ha sido excavado desde el año 2000 hasta la actualidad y, a lo largo de 55 mil metros cuadrados, resguarda una plaza central que tiene cuatro estructuras equivalentes a los puntos cardinales y un templo en el centro. “Si fueran templos estas estructuras no tendríamos por qué tener un templo en el centro”, puntualizó.

“Esta plaza central con cuatro estructuras en lugar de las plazas de tres templos de Teotihuacán es lo que me hizo pensar que es una sede de poder simbólico y político de la ciudad. Es la materialización arquitectónica de la flor de cuatro pétalos”.

Cada una de las estructuras está dedicada a una deidad distinta: La del este al dios de la lluvia, con los grandes felinos monolíticos, así como los tlaloques y las gotas de lluvia; la estructura al norte, al dios del fuego, ligado a la deidad de fertilidad femenina, en donde hay un sello con el emblema del dios, así como ofrendas de fertilidad.

La estructura del sur está dedicada al dios del monte con la escultura más grande de Teotihuacán rota en 80 pedazos durante la revuelta y restaurada por el INAH, así como el probable altar de los montes que fue desmantelado; y la estructura del oeste está probablemente ligada a la diosa de aguas corrientes, manantiales, ríos y lagos, aquí encontramos la ofrenda fundacional más temprana, alrededor de 160-170 después de Cristo.

Respecto al dios del monte, apuntó, es posible que quién lo personifica es alguien de origen oaxaqueño. “Esto lo vamos a tratar de probar con estudios de isótopos estables que ya están por iniciarse”, aseveró.

Su estructura, así como la del dios de la lluvia que fue el que tuvo más peso en la última época de Teotihuacán, están ubicados en el palacio de Xalla, lo cual convertiría este escenario en la sede más importante del poder político. Además, en el centro de la plaza, añadió, hay un templo donde se hace un ritual común de cada uno de estos posibles cogobernantes y sus contrapartes femeninas.

“El problema de interpretar un palacio en donde dos de los cuatro cogobernantes pudieron haber tenido su sede de poder político nos hace interrogarnos dónde están los palacios de los otros dos; pero también el problema de tener muchos eventos de saqueo tanto prehispánicos como modernos, es que el trabajo de excavación sea muy sistemático y haga difícil la integración de los datos”.

Muchos de los hallazgos que se han hecho en esta sede se hicieron de piezas fragmentadas, ya que el Palacio de Xalla fue saqueado por grupos de Coyotlatelco del bajío, que llegaron cuando cayó Teotihuacan, después del incendio hacia 570 d.C., buscando ofrendas fundacionales y tomaron objetos importantes e íntegros.

“Al final, en 570, ocurren las revueltas de los barrios hacia las élites gobernantes donde se rompen estas esculturas en muchos pedazos y se queman todos los recintos de Xalla, así como las estructuras de la calzada de los muertos”.