En Tamaulipas, en cada uno de sus 22 distritos, Acción Nacional perdió porcentaje de votación. No hubo uno sólo de estas 22 divisiones político-administrativas en las que mantuviera la misma proporción de votos que le dieron la supremacía de gobierno (ejecutivo-legislativo) en 2019. Eso explica porqué el gobernador Cabeza de Vaca se verá en octubre sujeto a un congreso que, todo indica, le retirará el fuero si no pide licencia antes.

Una alianza, eventualmente, hubiese generado algún resultado mejor, pues el PRI y el PRD lograron una decena de distritos con aumento de su votación proporcional respecto al 2019. En esas circunstancias, la alianza hubiese tenido 60 por ciento de la votación para efectos del reparto de legisladores de representación proporcional. Más que Morena y sus aliados, con la ventaja de que PRI hubiese mantenido el registro y el PRD (que sí perdió el registro) hubiese estado probablemente en posibilidades de mantenerlo y, por tanto, acreditarse al menos un legislador.

Al ir sólo en este bastión que fue fuertísimo para los blanquiazules, los morenistas tendrán 23 diputados de los 36, a sólo 2 de mayoría calificada y con una bancada panista de sólo 11 curules.