Opinión

¿Para qué sirven los bilaterales?

¿Para qué sirven los bilaterales?

¿Para qué sirven los bilaterales?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Los lineamientos bajo los cuales se firmó el Convenio de Chicago y posteriormente se dio lugar a la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), se fundan en la idea de que el transporte aéreo es un elemento que apoya la cooperación entre los países y contribuye al crecimiento de todas las naciones, bajo el principio de real y efectiva reciprocidad en el otorgamiento de las libertades del aire.

En términos generales, las primeras cuatro libertades atañen a todos los países: el derecho de sobrevuelo, la escala técnica, el derecho de una aerolínea de un país (A) para transportar pasajeros y mercancías de ese país A a un país B y el regreso en las mismas condiciones del B al A, con mercados equivalentes. A partir de la quinta libertad las cosas son distintas. Se inicia con el derecho de ir de un país A a un B y desde este “más allá”, donde otro país (C) se lo permita.

La idea es que la quinta libertad del aire sea complementaria al mercado que ha logrado construir un país y que nunca rebase lo que las aerolíneas locales puedan obtener de las rutas compartidas. Esto porque, de otra suerte, se crearían grandes aerotransportadoras que propiciarían la quiebra de muchas aerolíneas nacionales. Algo así como lo que ocurre con muchas navieras o incluso con la industria automotriz, por citar una de las más conocidas.

En otras palabras, las libertades del aire tienen que usarse para que los países construyan una aviación eficiente, que sirva a los intereses de cada país y que la mesa de negociaciones contribuya a hacer del transporte aéreo una herramienta de competitividad en beneficio del país negociador, no de países ajenos. Esto es lo que se llama una estrategia o política de Estado en materia de convenios bilaterales de aviación.

En los pasados 25 años, México firmó 52 acuerdos con diversos países. Uno con Estados Unidos y Canadá; 7 con Centroamérica y el Caribe; 10 con Sudamérica; 16 con Europa; 17 con Oriente Medio y Lejano. La pregunta es, ¿qué hemos ganado en estos años?

De 1998 a la fecha, que es el período en el que se tienen cifras claras, el número de pasajeros desde y hacia el extranjero ha crecido de 13.8 a 46.8 millones de pasajeros y se ha visto una diversificación importante pues en 1998 el 81.9% de los viajeros internacionales tenían como origen o destino los Estados Unidos, indicador que ha bajado a representar ahora el 66%.

Las regiones que más han aumentado son Canadá, Centroamérica y Sudamérica y en los años más recientes, el Lejano Oriente. Es decir, hemos podido crecer en ambos sentidos y esto es lo mejor que le puede pasar al país: no sólo aceptar vuelos del extranjero sino propiciar nuestros vuelos hacia países diversos y traer turistas y mercancías en aerolíneas mexicanas, que se hospeden en hoteles de propiedad mexicana y consuman productos mexicanos para que las ganancias se queden en México. ¿Acaso es mucho pedir?

Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables, resarcirle a los trabajadores  su patrimonio y dejar de culparlos por el quebranto.raviles­_2@prodigy.net.mx
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