Opinión

Pensiones, buenas noticias y resaca financiera

Pensiones, buenas noticias y resaca financiera

Pensiones, buenas noticias y resaca financiera

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El gasto programado en 2022, según los pre-criterios de política económica para ese año, crecerá en 140 mil millones de pesos y 105 mil millones de ese monto se destinarán al pago de pensiones para el bienestar de las personas adultas mayores, que beneficia a uno de los grupos con grandes carencias. El aumento proviene de la reducción de la edad para obtente el apoyo de 68 a 65 años y un incremento gradual hasta llegar al doble de la cantidad actual en 2024.

Esta es la buena noticia. Las personas mayores de 65 años recibirán 6 mil pesos bimestrales al finalizar el sexenio sin importar su condición social o grado de marginación. Un beneficio para más de 10 millones de adultos mayores, según lo que anunció el presidente el 21 de marzo, durante la ceremonia de homenaje a Benito Juárez (https://bit.ly/322ugAW).

La mala es que no habrá aumento de impuestos, ni de deuda para financiar este gasto y, por lo tanto, éste incremento se obtendrá a costillas del rezago en otros programas sociales como son salud y educación. Este año costará más de 130 mil millones de pesos y llegará a más de 360 mil millones a finales del sexenio, lo que representará el 6% del presupuesto y el 1.5% del PIB.

Nadie debiera estar en contra de que proteja más a los adultos mayores. Todos, en principio, apoyamos las transferencias presupuestales a ese grupo poblacional, pero la primera pregunta es: ¿Quiénes ya reciben una pensión de seguridad social o contractual debieran ser beneficiados por este programa? La respuesta no es sencilla.

En el proyecto de mejora da las pensiones de la seguridad social, por lo menos en la presentación que en su momento hiciera el presidente en una mañanera, el aumento del monto de la mensualidad estaba atado con el apoyo presupuestal para todos los adultos mayores, es decir, que los cotizantes al IMSS serán beneficiados con transferencias gubernamentales dos veces, debido a que la pensión mínima garantizada de la generación afore será pagada por la SHCP en un 85% y las pensiones de la Ley del Seguro Social de 1973 son cubiertas en su totalidad por esta dependencia.

Slim Helú o Salinas Pliego, que son adultos mayores y que incrementaron su fortuna significativamente en este año de pandemia, según la revista Forbes, así como los jubilados del IMSS como patrón, PEMEX y CFE, entre otras entidades públicas con amplios derechos colectivos, tienen derecho a recibir la pensión para el bienestar con cargo al presupuesto.

Segunda pregunta: ¿Cuál será la fuente de pago de esta pensión del bienestar? En 2050, este apoyo, por la dinámica de crecimiento poblacional, representaría 1.2 billones de pesos sin considerar ningún factor financiero como la inflación o el valor de las divisas, es decir, equivaldría a casi la cuarta parte del presupuesto más las transferencias a las pensiones de la seguridad social, que en este momento ascienden a cerca del 17% del presupuesto. Si sumamos ambos porcentajes, sin considerar el cambio demográfico para la seguridad social, el resultado es escalofriante: más del 50% del presupuesto a pensiones. Estoy siendo conservador e impreciso a la baja.

Esto explica que el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, ya esté anunciando una reforma fiscal, la que es necesarísima en estas condiciones, si se pretende mejorar la cobertura en salud y en educación. Todo con los tiempos electorales correctos: los beneficios, las buenas noticias, se dan a conocer antes del 6 de junio y las malas, como pagarlos, se resolverán después de la visita ciudadana a las urnas.

El aumento de las pensiones, en monto y en número de beneficiarios, siempre gana votos para quien lo promueve. El problema, como en las borracheras, es la resaca que viene después.

El modelo pensionario debe tener tres pilares: la aportación de la seguridad social derivada de una relación económica de productividad -no necesariamente salarial-; el esfuerzo de capitalización individual con incentivos fiscales y/o presupuestales a los grupos marginados para incrementarlo, y el básico de subsistencia cubierto con transferencias presupuestales. Además, debe pretender la universalidad.

El esquema electorero, al que han acudido todos los gobiernos, partidos y candidatos, no resuelve el problema pensionario. Sólo destaca las buenas noticias y oculta las malas. Esto termina en promesas de derechos sin sustento financiero, es decir, ilusiones sociales que revientan como pompas de jabón; en clientelismos políticos que conducen al autoritarismo, y baja productividad económica que conduce a la miseria. Esta forma de solucionar los problemas estructurales, paradójicamente, afecta más a quien pretende beneficiar y aumenta la vulnerabilidad de los adultos mayores en el mediano y largo plazos.

Hoy, regocijemos de la buena noticia, pero no olvidemos que hay una mala que se soslaya en el discurso. Lo importante es que los adultos mayores gocen de condiciones de vida dignas.

Socio director de Sideris, Consultoría Legal

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