Opinión

Petra: paso obligado de los Reyes Magos

Petra: paso obligado de los Reyes Magos

Petra: paso obligado de los Reyes Magos

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

De acuerdo con la tradición árabe, la zona arqueológica de Petra, en Jordania, fue el lugar donde fue sepultado Aarón, el hermano mayor de Moisés y aunque no todos los historiadores están de acuerdo, en las montañas cercanas a esta histórica ciudad se encuentra un monumento fúnebre, pintado de blanco, dedicado a quien fuera el primer Sumo Sacerdote de los judíos.

Petra también tiene relación con la tradición de los Reyes Magos que menciona el Evangelio de San Mateo, en la Biblia, ya que este era un punto obligado por donde debían pasar las caravanas que comerciaban entre el Oriente y las ciudades del actual Estado de Israel, entre ellas, Jerusalén y Belén. Esto significa que después de haber adorado al Niño Dios en el pesebre y de haber esquivado al rey Herodes, quien deseaba matar al Niño Jesús, los Magos de Oriente necesariamente tuvieron que haber pasado por Petra, zona arqueológica que hoy es considerada como una de las grandes maravillas de la antigüedad.

En efecto, Petra era una ciudad muy importante en aquellos tiempos pues incluso, 25 años antes del nacimiento de Cristo, los monarcas nabateos de Petra y Egipto hicieron fracasar varias expediciones romanas hacia Arabia en su afán de encontrar el origen de la ruta de las especias y de los perfumes para no tener que pagar la intermediación de los nabateos.

Más aún, entre los regalos que los Magos de oriente entregaron al Niño Jesús figuraron el incienso y la mirra, productos típicamente orientales. Las excavaciones que actualmente realiza el gobierno jordano en la zona, podrían arrojar nuevas luces sobre estos enigmáticos personajes del Nuevo Testamento.

Según Herodoto, los magos eran una tribu meda que se convirtió en casta sacerdotal de los persas, y ellos practicaban la adivinación, la medicina y la astrología.

Un monje en la Abadía benedictina de Jarrow conocido como Beda el Venerable (676-735 d..C), fue quien difundió que los magos se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar, y sin duda, esta información la obtuvo del Libro Armenio de la Infancia, un documento del siglo VI, y que dice: “Después de haber sido guiados por la estrella durante 9 meses, llegaron a su destino en el preciso momento en el que la Virgen se convertía en madre… Los reyes de los magos eran 3 hermanos: el primero, Melkon, reinaba sobre los persas; el segundo, Baltasar, reinaba en las Indias y el tercero, Gaspar, poseía el país de los árabes.

El documento coincide en que llevaron al Niño Dios como regalo oro, mirra e incienso, aunque el Evangelio Apócrifo precisa que “por una misteriosa disposición, uno llevó tres libras de mirra, otro tres libras de oro y otro tres libras de incienso. Estaban vestidos con sus ornamentos de ceremonia, con una tiara en la cabeza y su tesoro en las manos. Al canto del gallo, abandonaron su país, acompañados por nueve hombres.”

Se sabe que, en 1164, el canciller Reinaldo von Dassel llevó los restos mortales de los magos de Milán a Colonia, como un botín de guerra, de modo que de acuerdo con la tradición, están enterrados en Alemania, a orillas del Rhin, en esta catedral que data del Siglo XIII aunque fue terminada hasta 1880.