Opinión

Pobres de los freelance

Pobres de los freelance

Pobres de los freelance

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La situación laboral en México cada vez es más compleja y precaria. El sistema actual nos obliga a tener más de un trabajo formal, a ser trabajadores independientes (freelance), emprendedores y mil usos, sin ninguna prestación o garantía laboral.

Ahora muchos se identifican con ese personaje de la película A toda Máquina, el esposo de la portera, que llegaba gritando “ya llegué, vieja” vestido de mesero y salía corriendo con su traje de mariachi con un “ya me voy, vieja”. Siempre de prisa. Con múltiples trabajos, comiendo entre traslados y contando su día acelerado.

México es el país de América Latina en donde se trabajan más horas, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Las personas que más trabajan como freelance son las personas que tienen entre 30 y 39 años y muchos de los servicios que más prestan, en esta modalidad laboral, tienen que ver con las áreas de diseño, marketing, periodismo y consultoría.

Uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los trabajadores independientes es sobre todo la cobranza. Es muy común que muchos clientes y prestadores de servicios no establezcan un contrato formal y acuerden el pago y las condiciones sólo en una junta o en un mail.

Hace más de un año realicé un trabajo editorial de forma independiente para una firma grande e importante de contadores y consultores de negocios. Todo el trato se hizo de manera verbal. No vi necesario hacer un contrato porque confié no sólo en el nombre de la empresa y su trayectoria sino en que un amigo muy cercano me había recomendado.

Entregué el trabajo solicitado de acuerdo con las fechas pactadas pero no recibí el pago de la factura. No tenía nada firmado, sólo mails y mensajes de WhatsApp. Estuve insistiendo por meses. Recibí muchísimas excusas y largas. Largas más largas que las filas en las gasolineras del país. Después de un año me ofrecieron sólo la mitad del dinero acordado. No quise emprender una batalla legal porque no tenía tiempo ni muchos menos un aval formal. Así que cedí. Un año después tenía la mitad del dinero por mi trabajo y meses de desgaste. Mi anécdota se repite constantemente entre colegas, amigos y familiares.

En mi caso, tengo un trabajo formal que evitó que mi estabilidad económica se pusiera en riesgo por la falta de ­pago. Pero muchísimos trabajadores independientes que atraviesan por situaciones similares se ven forzados a pedir préstamos para mantener liquidez en sus finanzas o a trabajar más horas para subsanar las demoras e irresponsabilidades de sus clientes.

El retraso del pago de las facturas no sólo les ocurre a los trabajadores independientes, también a las microempresas y pequeñas empresas. Hay veces que los clientes tardan tanto en pagar que se pone en riesgo la rentabilidad del negocio y según estudios respaldados, por el ahora extinto Instituto del Emprendedor, una gran parte de los emprendimientos y microempresas quiebran por falta de liquidez y rentabilidad.

En Chile se aprobó recientemente una Ley que obliga a pagar las facturas en 30 días y beneficia a un millón de Pymes y 4 millones de trabajadores independientes, según el presidente Sebastián Piñera. México debería replicar una ley similar lo más pronto posible para evitar abusos y riesgos en los trabajadores que forzados por la precariedad laboral optan por el freelance.

Twitter: @wendygarrido

wengarrido@gmail.com