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Primer zafarrancho en la mañanera: Sanjuana venció a Sanjuana

¿desencuentro? 2 Sorteó los reproches sobre despidos y reajustes en la agencia estatal de noticias, aferrada a la bandera anticorrupción y restregando cofradías, chayotes, nepotismo y hasta aventuras extramaritales del líder sindical Conrado García Velasco y sus porros.

¿desencuentro? 2 Sorteó los reproches sobre despidos y reajustes en la agencia estatal de noticias, aferrada a la bandera anticorrupción y restregando cofradías, chayotes, nepotismo y hasta aventuras extramaritales del líder sindical Conrado García Velasco y sus porros.

Primer zafarrancho en la mañanera: Sanjuana venció a Sanjuana

Primer zafarrancho en la mañanera: Sanjuana venció a Sanjuana

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

A pesar del desenfado y las sonrisillas altivas a cada cuestionamiento, y cómo no iba a ser así si a su llegada al salón Tesorería el presidente la recibió entre dulzuras y la presentó como “extraordinaria periodista y muy buena servidora pública”, Sanjuana Martínez, directora de Notimex, parecía salir bien librada del encuentro —¿o desencuentro?— con reporteros, quienes desde días antes se frotaban las manos, ansiosos ya por llevar a la hoguera a una colega convertida en funcionaria de la 4T.

Sorteó los reproches sobre despidos y reajustes en la agencia estatal de noticias, aferrada a la bandera anticorrupción y restregando cofradías, chayotes, nepotismo y hasta aventuras extramaritales del líder sindical Conrado García Velasco y sus porros. Con su alusión a los amasiatos, a la vida privada de sus adversarios, asomaba ya la verdadera Sanjuana.

Pero en el último tramo de la charla, quedó al descubierto por completo. Sanjuana había vencido a Sanjuana.

Cuando se le inquiría sobre el espacio brindado a un activista, quien ha defendido a un grupo de comunicadores involucrados en el asesinato del columnista Carlos Domínguez, ocurrido el 13 de enero de 2018 en Tamaulipas, el aludido se levantó de entre los asientos reporteriles para mostrar una pancarta con las fotografías de los “incriminados injustamente” y reprobar la “fabricación ordenada” desde el gobierno estatal encabezado por Francisco García Cabeza de Vaca.

Su nombre: Raymundo Ramos, conocido como presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo. El cartel, mostrado en todas las direcciones del salón, distrajo a los reporteros, pero no al hijo de Domínguez —del mismo nombre—, quien también estaba ahí: el 2 de mayo pasado había compartido el caso de su padre al presidente López Obrador y había culpado de la autoría intelectual al exalcalde panista de esa ciudad: Carlos Canturosas, ahora cercano a Morena.

Doce días después de aquella revelación del hijo, Ramos fue entrevistado por Notimex y calificó a Domínguez como un extorsionador, inclinado a un “periodismo mercenario”.

La sorpresiva aparición de Ramos en Palacio Nacional pareció un episodio orquestado, a tiempo para confundir.

“Nosotros entrevistamos a familiares de los periodistas presos, que están siendo acusados por este asesinato y ellos argumentan que son inocentes. Primero publicamos la versión de Carlos Domínguez, porque él estuvo en la mañanera y lo publicamos; después le dimos derecho de réplica y todavía está en nuestra página”, se defendía Sanjuana Martínez.

—Este señor Ramos es alguien que cobra del asesino intelectual de mi padre, tengo evidencias, facturas —condenaba el hijo a la periodista, quien, sin abandonar su nube, respondía:

—¿De qué cobra?, ¿quién?... Mira, ahí está: es Raymundo Ramos, que también es periodista, si quieres hablarlo con él. Él dice que es falso.

Tras el altercado, Sanjuana precipitó su huida: “Las últimas dos, porque me están diciendo que ya se acabó el tiempo”…

Se fue al fin, con su frase fingida y copiada del álbum presidencial: “Amor y paz para todos los compañeros”.

Había dejado montado el ring: apenas salió del salón, Ramos y Domínguez Junior se enfrascaron en acusaciones mutuas sobre complicidades siniestras, conspiraciones y sobornos, rodeados por los integrantes de la fuente presidencial. Era el primer zafarrancho sonoro en la historia de las conferencias mañaneras. Uno y otro lanzaban pruebas, mientras cámaras y micrófonos se regodeaban con la trifulca, indiferentes ya a las protestas de los despedidos de Notimex, quienes desde muy temprano se arremolinaron frente a Palacio para unir sus voces, al ritmo de matracas:

“¡Notimex, la lucha sigue, fuera Sanjuana!, ¡Sanjuana, escucha, Notimex está en la lucha!, ¡No somos porros ni golpeadores, somos trabajadores. Restitución, no liquidación!”…

Las demandas e injusticias se olvidaron. ¿Acaso había sido fraguado? La pregunta era: ¿quién permitió el acceso de Raymundo Ramos?

“Estaba en la lista de invitados de Notimex, venía en la camioneta de la agencia”, decía Domínguez, quien mostraba una foto en la cual Sanjuana Martínez y Ramos aparecían sonrientes, en plan de amigos. La versión fue respalda por el testimonios de algunos reporteros.

—¿Quién dejó entrar a Ramos? —se preguntó a Jesús Ramírez Cuevas, vocero presidencial.

—No fue presidencia.

—Fue invitado de Notimex

—insistió el hijo.

—Es poco ético —aceptó el vocero.

—Se siente gacho que lo hayan dejado pasar para que me escupiera en la cara.

—Vamos a ver cómo entró —fue la promesa final.

Para entonces, ya pocos recordaban la habilidad de la directora para defender su administración: “Nos encontramos una especie de huachicoleo de noticias, esta mafia que tenía secuestrada a la agencia tenía otros negocios, entre ellos otra agencia de noticias de la cual recibía publicidad de distintas instituciones (Agencia Periodística de México), pagos importantes, millones. Todo se está investigando ahora por la Función Pública”, había dicho.

“El chayote estaba normalizado en algunas secciones con algunos reporteros. Al analizar la nómina, descubrimos aviadores, eran 330. Y la práctica del nepotismo: esta mafia de un equipo de fieles al líder sindical Conrado García, también tenía a sus familiares ahí: esposa, parejas extramaritales, hijos, hermanos, sobrinos, primos, todos en la nómina de Notimex. El líder tenía 18 años de permiso sindical y 28 viajes internacionales, tiene ya una averiguación previa por desfalco. Se han iniciado tres investigaciones en la Función Pública”.

Y sobre las constantes pifias ortográficas y de sintaxis en las notas, había referido “autogoles de gente malintencionada que a propósito ha cometido errores”.

Parecía esquivar las balas, pero al final ella misma se disparó…