La retirada de las tropas de Estados Unidos de Siria, ordenada de forma precipitada por el presidente Donald Trump, confirma no sólo el creciente aislacionismo de la primera potencia, sino el rol creciente de Rusia en la esfera internacional y el papel cada vez más protagónico del presidente Vladimir Putin.

Ayer, el representante del Kremlin para Siria, Alexandr Lavrentiev, advirtió al presidente turco Recep Tayyip Erdogan que sus tropas no pueden penetrar más de cinco kilómetros en territorio sirio, donde las tropas rusas ayudan a que el régimen de Bachar al Asad cante pronto victoria en la guerra civil.

“Estamos en contra de que las tropas turcas sean desplegadas de manera permanente en territorio sirio”, dijo Lavrentiev, desde Abu Dhabi, donde acompaña a Putin en una gira para reforzar lazos comerciales con las monarquías petroleras del golfo Pérsico, pese a los recelos de su aliado estadunidense.

“TODOS LOS CAMINOS". Desde Washington, la presidenta de la Cámara de los Representantes, Nancy Pelosi, resumió en una frase la mano rusa, tanto por su injerencia en las elecciones que ganó Trump en 2016, como por su injerencia en Ucrania, en el centro ahora del impeachment contra el republicano: “Parece que todos los caminos conducen a Rusia", declaró Pelosi.