La puesta en escena Que dios reparta suerte hace una reflexión acerca de los tiempos cambiantes para la mujer, y de la falta de oportunidades que en algún momento han llegado a presentar. Verónica Bravo y Rubén Olivares son los actores encargados de dar vida a esta historia que se desenvuelve en un ambiente lleno de retos y miedos, en los que se muestra la marginación y discriminación hacia la mujer.

La Teatrería abrió sus puertas a esta propuesta del director Alberto Lomnitz, quien aborda un arte un poco al estilo del capote. Con esta obra, la dramaturga Camila Villegas, expone unas pocas de las dificultades a las que se exponen algunas mujeres durante su desarrollo profesional y la gallardía con la que muchas deciden seguir adelante pese a todo.

La obra forma parte de Teatro sin arnés, una iniciativa que reúne textos inéditos de dramaturgos mexicanos contemporáneos que privilegian la imaginación del espectador y la construcción de personajes como único soporte de la creación.

Que Dios reparta suerte se centra en Elsa, una mujer que toda su vida ha perseguido el sueño de ser torera. A pesar de que triunfar en el mundo machista de la tauromaquia parece imposible, con la ayuda y el amor de Tomás, ella estará a punto de lograrlo; sin embargo, la vida la colocará entre la espada y la pared y entonces se verá obligada a elegir.

La obra muestra las debilidades y fortalezas en un mismo ser. Se refleja esa lucha constante de las mujeres por obtener un lugar en la sociedad y luchar por esa igualdad de género.

Situaciones con las que muchos se han visto reflejados, por lo que es una obra que se convierte en un vínculo de conexión con los presentes, y no solo al hablar de mujeres, sino en un entorno familiar o de pareja. La obra arrancó temporada el pasado 3 de septiembre en La Teatrería y se mantendrá hasta el 10 de diciembre con funciones los martes a las 21 horas.