RESPETABLE CUARTA TRANSFORMACIÓN:

+La corrupción del gobierno suele empezar por sus normas y principios

Montesquieu

Si de casualidad sus operadores han echado un ojo al Plan Nacional para la Paz y Seguridad 2018-2024, de seguro tres cosas les llamarán la atención: dos buenas y una mala:

1.- El PNPS tiene ocho grandes vectores para trabajar, que van desde el combate a la corrupción pasando por la reformulación de la lucha contra las drogas, hasta la dignificación de las cárceles.

2.- La inseguridad, plantea este proyecto de pacificación, tiene múltiples causas que van desde el desempleo, pasando por la crisis de muchos valores cívicos, hasta la disfuncionalidad de las leyes.

3.- ...—Y ésta es la mala—... que todas las medidas del plan tendrán efecto a largo plazo y exigen la amplia coordinación de diversas instancias gubernamentales, desde la nueva Guardia Nacional, pasando por la Secretaría del Bienestar, la Fiscalía General de la República, etc., más la correspondiente coordinación entre los tres niveles de gobierno.

O sea que vamos para largo en esto del combate a la inseguridad.

No sin cierta razón, múltiples organizaciones sociales e intelectuales criticaron, una vez conformada Guardia Nacional, la militarización (oficial o no) del país. Me parece necesario considerar que cuando la delincuencia afecta a las instituciones en cualquiera de los tres niveles de gobierno, la frontera entre la seguridad pública y la seguridad interior se vuelve muy borrosa.

En este contexto y agregadas las recientes atribuciones de la Guardia Nacional, la Secretaría de la Defensa Nacional opera —desde siempre y a diario— una gran cantidad de actividades para mantener tranquilo al país, donde suele suceder desde hace décadas que los civiles dejan a los militares en la primera línea de batalla mientras aquéllos se ponen de acuerdo..., si algún día lo logran.

Baste un ejemplo de la situación en que se desempeña Sedena:

Tan sólo en las fronteras de los países que colindan con el nuestro hay 14 mil armerías y como ambos límites son tan corruptos como porosos, armas de grueso calibre llegan al crimen organizado nacional —lo mismo que al desorganizado…— y aquí es donde a Sedena le toca bailar con la más fea…

La autoridad militar no tiene injerencia sobre las fronteras, pero le corresponde confiscar el armamento contrabandeado. En el primer semestre de 2019, los patrullajes y revisiones de Sedena decomisaron unas dos mil 500 armas de fuego y medio millón de cartuchos. En los últimos 14 meses, a través de la campaña de canje de armas de fuego a lo largo y ancho del país, las fuerzas militares sacaron de circulación siete mil 300 armas y un millón 181 mil cartuchos y cada vez que localizan algún cargamento de droga, del tamaño que sea, también encuentran armas, granadas, chalecos antibalas y miles de municiones.

Permítanme volver a una de las principalísimas causales de la inseguridad:

La corrupción. La Secretaría de Hacienda anda muy activa persiguiendo contribuyentes, pero no da indicios de lograr el orden en las aduanas. La Fiscalía General de la República tampoco da buenas noticias de su Fiscalía Anticorrupción, sobre la que, ayer mismo aquí en Crónica se dio a conocer que, por tan lenta, parecería inviable. De las denuncias presentadas contra funcionarios corruptos, al cierre de 2019 la FA apenas integró carpetas de investigación en el 1 por ciento de los casos. Ustedes argumentarán que la Fiscalía apenas va empezando, pero para este año 2020, esa institución espera triplicar la cifra; es decir, integrar hasta un 45% de carpetas. ¿Y qué pasará con el resto de las denuncias? ¡Vayan ustedes a saber..! De las carpetas abiertas y suponiendo que la Fiscalía las integre correctamente, falta seguir los largos, larguísimos juicios en marcha para que, finalmente, la minoría de los culpables resultantes pisen la cárcel.

Triste el panorama que le pinta el desempeño de la autoridad civil a nuestro victimizado país, ¿no les parece?

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