Opinión

¿Quién es ese señor?

¿Quién es ese señor?

¿Quién es ese señor?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

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Hay ciertos TOC que he ido moderando como nivelar cuadros colgados propios e incluso ajenos, ver con cierta gracia repulsiva a hurgadores de sus propias narices u oídos y no emitir juicios contra quienes se visten como cajas fuertes. Pero hay uno que no he logrado dominar y se presenta como una alergia, se trata de una vieja amiga que me visita con alguna regularidad cuando paseo por las calles, las plazas y los parques de Chilangolandia. Por cierto, ya harán una película, seguramente chafa nomás de oír su promoción, con el nombre alternativo que muchos le damos a nuestra ciudad. Lo único creativo del bodrio, especulo como corredor de bolsa prepandémico, es el título pirateado a la voz del pópolo para designar a su ciudad.

Esta compañera vestida de TOC volvió a visitarme cuando quedé de verme para desayunar con una amiga en la Guadalupe Inn en un remodelado cafetín sobre la calle Manuel M. Ponce al que le pusieron una agradable terracita. Se disparó como se disparan algunas rinitis, sin previo aviso, mientras cruzaba la glorieta o Plaza Valverde de la que partió, según leo, el trazo original de las calles principales de esa hermosa colonia de la Álvaro Obregón cuyas casas palidecen, como toda la ciudad, frente a moles verticales que hacen llevarse a sus moradores el bolillo a la boca cada vez que tiembla, edificios, algunos bien gachos, que privan del sol y a la arquitectura señorial o funcional de la región más transparente de su gracia horizontal debido a la voracidad del pluripartidista Cartel Inmobiliario que mueve muchos bucks en la citada alcaldía, cuya próxima virreina será Lía Limón.

En el centro de la Plaza hay un kiosko y alrededor de él un anillo con bustos de ilustres artistas, entre los que se me grabó Carlos Mérida y el músico Juventino Rosas. Pero hay uno, el que se reproduce con esta fotografía, que carece de placa y de verdad con eso no puedo. Desde niño me pasaba: ¿quién sería este señor o señora? ¿por qué carajo si decidieron honrarlo con un busto en un bonito lugar no reponen la placa mínima –me pregunto– para resguardar su memoria y de paso darlo a conocer a quienes no tengan el gusto de identificarlo o recordarlo por las secuelas de la neblina covid?

Desde mi teléfono realicé varias referencias cruzadas en internet. De los escasos dos comentarios en Google Maps, rescato el segundo: Este kiosko está ubicado en un pequeño jardín en el corazón de la colonia Guadalupe Inn, donde convergen las calles de Manuel M. Ponce, Juventino Rosas y Abundio Martínez, enfrente del kiosko se encuentra la Parroquia de la Virgen de Guadalupe. En el jardín hay estatuas de músicos famosos, desgraciadamente no todas están identificadas.

¿Quién es ese señor al que le volaron su INE de bronce? Alberto Esteva, quien suple a Layda, un pillastre con ambiciones de gobernar Oaxaca, o la propia Lía Limón, también de armas tomar, podrían fotografiarse en un acto restitutivo de la placa, sale bara y atrae buen flash, onda por lo regular fallida (o reversible) de la oposición y a veces de la propia 4T que carece del colmillo de AMLO para sacar provecho mediático frente a la ignorancia o falta de talento conservador.

Pregunté por WhatsApp a conocidos, pero no me respondieron o no me convencieron sus respuestas. Con toda seguridad más de un chilango conoce el nombre del artista, en el más amplio sentido del término, quien por lo menos desde abril 2013, según foursquare, se convirtió en un misterio.

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Lo que causó revuelo la semana pasada en temas de estatuas, fue primero la discusión que generó la obra que estaría sustituyendo a la que se retiró de Cristóbal Colón en Paseo de la Reforma, Tlali de Pedro Reyes, que a mí sí me gustó. Y después el cambio de opinión de Claudia Sheinbaum.

De este tema se rescatan dos aspectos. La carta firmada por varias artistas plásticas y el florecimiento del racismo que muchos lo siguen llevando a flor de piel.

Del primer punto vale la pena retomar algunos párrafos de la compañera Reyna Paz que a su vez extrajo partes de la carta que sentó en la banca a Pedro Reyes. Sí, qué bueno que se gobierne escuchando a los ciudadanos, pero por qué después y no antes es que se toman estas decisiones. Cito a la colega

“Aplaudimos que se pretenda ocupar ese mismo espacio, de gran visibilidad con un monumento para las mujeres y, en particular, para las mujeres de los pueblos originarios. Celebramos este enunciado –que ya ha desencadenado debates y polémicas encontradas en la sociedad– pues creemos que vivimos un momento histórico en el que es necesario reivindicar –en su propia voz, desde su propia mirada y en sus propios términos– a personas y comunidades otrora ignoradas, negadas e invisibilizadas tanto por la historia como por los relatos oficiales.”

“Dicho documento precisa que deben ser las mujeres de los pueblos originarios quienes se encarguen de la producción y manufactura del nuevo monumento.”

Y bueno, al pobre escultor, más allá de los memes racistas le fue como en feria porque recibió derechazos y zurdazos. Quizá los más inmerecidos fueron los segundos. Pero al menos en la izquierda se ventilan las contradicciones, se discuten los problemas y se empieza a escuchar la voz ciudadana, en cambio la derecha sigue en la cristiada, como lo constata el tuit de uno de sus bufones, Quadri: “Debemos rechazar y condenar la identificación y apoyo del gobierno de López a la dictadura cubana. Traen como invitado a su ‘presidente’. Vergüenza nacional la connivencia con el comunismo.”

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Letras al pie

Todo un éxito la Sexta Cumbre Celac con excepción de la errada participación del canciller nicaragüense y la lastimosa intervención del presidente uruguayo quien se encuentra a años luz de Pepe Mújica. La OEA está muerta. Será interesante leer a la prensa y los analistas internacionales los próximos días.