En la elección del domingo se revelará si los ciudadanos quieren más de López Obrador o ya tuvieron suficiente.

Si el partido del presidente y sus satélites logran la mayoría calificada en el Congreso, esa con la que se pueden hacer cambios constitucionales, la presencia de AMLO en Palacio Nacional se extenderá más allá del 2024. Buscará la forma de quedarse en el poder. El plan A de Andrés Manuel es él mismo. El plan B es Claudia.

Con lo visto en la primera mitad de la administración, los ciudadanos tienen elementos para relanzar a la 4T o sujetarla a contrapesos reales. Pueden decidir que de ahora en adelante las decisiones más importantes tengan que buscar un consenso o incrementar la fuerza de la aplanadora del partido hegemónico.

Se supone que en estos días de reflexión los ciudadanos están valorando si AMLO y su equipo han hecho un buen gobierno. Si en los temas centrales de la seguridad, la economía, la salud y la educación estamos mejor que antes o estamos peor. Cada familia y cada ciudadano tiene su propia respuesta.

Para evaluar el desempeño del gobierno sirve responder algunas presuntas

¿La comunidad en la que vivo es más segura? ¿Los integrantes de la familia tienen empleo y salarios dignos? ¿El gobierno manejó bien la pandemia? ¿Las escuelas preparan mejor a los estudiantes? ¿Soy optimista con respecto a mi futuro y al de mi familia?

En la elección pasada, la del 2018, López Obrador recibió más de 30 millones de votos. Una cantidad alucinante. Nadie en su sano juicio puede esperar que este domingo Morena repita esa hazaña. Se da por hecho que volverá a ganar, pero no queda claro qué ventaja tendrá.

Con respecto a las gubernaturas que se disputan, en todos los casos la ventaja inicial de Morena disminuyó, pero no tanto como para perder. Entre los opositores el cálculo más optimista son nueve gubernaturas para el partido oficial y seis repartidas entre la oposición, incluida aquí dos probables para MC en Nuevo León y Campeche.

Saldos de las campañas

Las campañas pasaron con más pena que gloria. Durante varias semanas el tema central fue si Félix Salgado Macedonio, conocido como el “Toro sin Cerca” sería o no candidato de Morena para Guerrero. No será, lo que no implica que no gobierne. En su lugar aparecerá en la boleta el nombre de su hija Evelyn con el apodo de La Torita, en un alarde de política bananera que debería abochornarnos a todos.

Otro tema dominante fue la estrepitosa caída de Morena en Nuevo León, donde su candidata, la expriista Clara Luz Flores, que formó un equipo de expanistas, pasó del primero al cuarto lugar en cuestión de semanas, a causa de la difusión del video en el que coquetea con un gurú de autoayuda que resultó ser un monstruo.

Desde luego no puede olvidarse el intenso protagonismo del presidente que consiguió, casi sin despeinarse, conservar su presencia en los medios para ayudar a sus candidatos que sin él en el horizonte no ganan ni la elección de jefes de manzana. Al hacerlo se convirtió en un violador serial de las leyes electorales, pero hasta ahora sin ninguna consecuencia. Hizo lo que quiso, incluido soltar fuego a discreción sobre los organismos electorales.

Y claro el otro rasgo distintivo fue la violencia homicida contra actores políticos. Se mataron entre ellos y también las bandas del crimen organizado votaron antes a través de los sicarios.