Opinión

Raro “de cojones”, pero gobierno al fin y al cabo

Raro “de cojones”, pero gobierno al fin y al cabo

Raro “de cojones”, pero gobierno al fin y al cabo

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

España estrena por fin Gobierno, después de casi 300 días de bloqueo… Y sí, es raro “de cojones” —expresión común en tierras ibéricas para exagerar el adjetivo— porque nace de una combinación realmente extraña: una sopa de siglas de socialistas (PSOE), por un lado, y de excomunistas y la nueva izquierda neofeminista (Unidas Podemos), por otro; todos ellos peleados hasta hace poco, en su lucha cainita por el voto de la izquierda. En cambio ahora, parece (parece) que se gustan un montón y cumplen aquello de que la política hace extraños compañeros de cama. Además, el nuevo Gobierno viene sazonado con un poco de independentismo catalán (ERC), derecha nacionalista vasca (PNV), izquierda radical vasca (EH Bildu, antiguo brazo político de ETA) y la guinda de última hora: Teruel Existe (la provincia más despoblada de España), cuyo único diputado se estrena en el Congreso de Madrid con amenazas de muerte por apoyar al gobierno “que va a destruir la nación”. Eso es lo que augura la triple derecha ibérica, constituida por los conservadores del PP, los falsos liberales de Ciudadanos y la extrema derecha de Vox.

Por cierto, si el gobierno de Pedro Sánchez nace “raro de cojones” —porque, al igual que los niños que nacen con enfermedades raras, no se sabe cómo va a reaccionar cuando sus diferentes partes interactúen y se tengan que poner de acuerdo para sacar adelante el país—, igual o más raro es el frente anti-Sánchez, que ayer voto “no” a su investidura.

En este selecto grupo podemos encontrar desde nostálgicos del franquismo (Vox y muchos del PP que lo callan) hasta independentistas catalanes, tanto de la derecha cristiana y europea (JxCat), como de la izquierda radical, anticapitalista y antieuropea (CUP).

Tiene gracia escuchar al líder del PP, Pablo Casado, darse golpes de pecho en la sesión de investidura por la “traición” del PSOE a Felipe VI, al “unirse con los que quieren romper España”, y pocas horas después ver al mismísimo monarca firmando el acta de nacimiento del nuevo Gobierno español, tan tranquilo.

Tiene su gracia también escuchar al líder de Vox, Santiago Abascal (el mismo que dijo que los mexicanos deberían estar agradecidos por la conquista española), darse golpes de pecho porque el vicepresidente del nuevo Gobierno, Pablo Iglesias, tiene “estrechos vínculos con dictadores”, en alusión al venezolano Nicolás Maduro, cuando su formación es incapaz de llamar dictador a Franco, el golpista que acabó con la democracia, provocó una sangrienta guerra civil y enterró a España en la oscuridad durante 40 años.

Esos mismos de la derecha que llamaron traidor a Juan Carlos I por desmantelar el régimen franquista son los que ahora se creen los defensores de su hijo Felipe VI y de “la democracia”; los mismos que ayer gritaron “¡Viva el Rey!” en la sesión de investidura en las Cortes, son los hijos de los que gritaban “¡Viva Franco!” en la misma sede parlamentaria.

El gobierno de Sánchez nace raro, débil y amenazado por la derecha, pero también nació débil y amenazado de muerte por los franquistas el gobierno de Adolfo Suárez, sobre quien depositó su confianza el entonces joven rey español para devolver a España la democracia.

Así que celebremos la rareza, dentro del sentido común. Demos un voto de confianza a Sánchez —entre otros asuntos urgentes, para resolver la crisis separatista en Cataluña— y esperemos que su buen gobierno sea el mejor antídoto contra el preocupante crecimiento del populismo de extrema derecha en España.

fransink@outlook.com