Opinión

Reconfiguración mundial

Reconfiguración mundial

Reconfiguración mundial

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El sistema internacional afronta serios retos desde hace décadas y los problemas parecen haberse prolongado sin solución aparente en todos estos años. Es el caso de la pobreza y la desigualdad extendidas de la mano de la concentración de los privilegios y la riqueza, pero también del deterioro ambiental y el avance la contaminación, la escasez de alimentos, y más recientemente de la crisis global de salud a consecuencia del virus de la Covid19 y el agravamiento de las condiciones económicas en todos los países y del tejido social en algunos asociados al supremacismo y la discriminación, entre otros que sería largo de enumerar.

En la órbita de la paz y la seguridad internacionales ha sido necesario agregar al vocabulario de la seguridad los alimentos, el ambiente, el agua, la salud y las vacunas, y tantas otras seguridades que no hace mucho tiempo era impensable que pudieran formar parte del concepto. Muy probablemente sin advertirlo del todo, estamos asistiendo -y siendo parte- de una transformación mayor de las relaciones políticas, económicas y sociales planetarias de las cuales conocemos sus desarrollos decantados, y calculamos sus riesgos y consecuencias, pero que no acabamos de ver. Por ejemplo, de acuerdo con un informe reciente de expertos de la ONU en cambio climático, el mundo necesita reducir en 45 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030, pero al ritmo actual el porcentaje para esa fecha será de uno por ciento. Para el secretario general de la ONU, António Guterres, dicho informe “es una alerta roja para nuestro planeta. Muestra que los gobiernos no están ni cerca del nivel de ambición necesario para limitar el cambio climático a 1.5 grados y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París”. (“Es muy lenta la marcha para contener el calentamiento global”, Inter Press Service, 2marzo2021, www.ipsnoticas.net)

Si bien a nivel regional, otro ejemplo posible en este proceso más amplio de aparente reconfiguración de las relaciones internacionales, es el Brexit, la salida definitiva de Reino Unido de la Unión Europea, que finalmente comenzó a operar en la práctica a partir de este nuevo año, tras su constante aplazamiento desde el referéndum de 2016 que decidió este curso de acción. Probablemente en política global no haga una diferencia sustantiva, ya que ese país siempre mantuvo su autonomía en esta materia y en realidad contribuyó poco durante su membresía a la consolidación de una política exterior y de seguridad europea. Sin embargo, en lo económico, lo social y probablemente en lo cultural, conllevará a transformaciones que podrían marchar en el camino de lo que la globalización desde el punto de vista de la teoría social genera, esto es, la reafirmación de los particularismos, por lo que la atomización de la UE muy bien pudiera reproducirse en el seno de otros de sus países miembros, o incluso dentro del propio Reino Unido como lo parecen sugerir los casos escocés e irlandés.

El término de la presidencia de Trump y el inicio de la era Biden en Estados Unidos representa sin duda un cambio de tono importante en ese país, con un significado relevante e incidencia para el resto del mundo, dado el peso y el papel que juegan los norteamericanos en el sistema internacional. Sin embargo, con todo lo positivo de ese cambio, aún es muy pronto para saber si se trata solamente de una alternancia en el poder o de una transformación de mayor calado con repercusiones de fondo en la estructura de las relaciones internacionales. La repetición de tantas caras conocidas no es precisamente para echar las campanas al vuelo, o como dirían los clásicos, al revisar las biografías políticas de estos “nuevos” personajes el optimismo adquiere un dejo de realidad.

La vapuleada región latinoamericana se enfrenta entre otros retos en lo inmediato, a la prueba de las urnas casi de manera generalizada en medio de las crisis que la aquejan. Ecuador, El Salvador, Perú, Chile, México, Haití, Nicaragua y Honduras sostendrán a lo largo del año algún tipo de elecciones (presidenciales, legislativas, provinciales o locales) que pondrán a prueba la solidez de la democracia en sus países y regionalmente. Revisten particular relevancia para canalizar las tensiones políticas, económicas y sociales imperantes en el marco de la pandemia. De pasada cabría preguntarse que pasará con las relaciones de países como Cuba y Venezuela de cara a la nueva administración estadounidense.

Desde luego hay más ejemplos globales y regionales que valdría la pena repasar con esta óptica, pero escapan al espacio de esta columna.

Y mientras tanto la disputa internacional por las vacunas sigue…

gpuenteo@hotmail.com