La recuperación del sector turístico después del golpazo del coronavirus comenzará este año, de hecho, en un momento relativamente cercano y apretado como serían las vacaciones de verano. Hablo del inicio de la recuperación, de volver a poner a funcionar las cajas registradoras, sin crear expectativas disparatadas.

Si para principios de junio la mayoría de los adultos mayores del país y de nuestros mercados naturales, como Estados Unidos y Canadá, ya están vaciándose la industria se reanimará de manera notable. La cobertura de la vacunación es el meollo del asunto, aquí y en el resto del mundo. Unos países aprietan el paso, otros todavía no arrancan.

Sin embargo, para recuperar la dinámica previa al estallido de la pandemia habrá que aguardar un año más, cuando menos, hablo de las vacaciones de invierno del 2022. Unos sectores se recuperarán más rápidos que otros y otros, como el de Congresos y Convenciones o el de Cruceros, tendrán que reinventarse. Las nuevas tecnologías dejaron en claro, por ejemplo, que las reuniones de negocios se pueden realizar en casa u oficina sin salir de la ciudad o del país, pero también fue evidente que por más ágil que sea la plataforma todavía nada se compara a las reuniones presenciales. Eso que ni qué.

Un factor que no puede perderse de vista es que las empresas pequeñas y medianas del sector no han recibido ninguna ayuda especial del gobierno federal. Ninguna, a diferencia de lo que ocurre en países como Italia o España donde hay ciertos apoyos. La recuperación del turismo equivale a la recuperación de la economía porque representa el 9 por ciento del PIB que es muchísimo. Desde luego muchas de las acciones de prevención sanitaria llegaron para quedarse y eso se agradece

El año pasado fue el peor desde que se tienen registros, porque el ataque a la pandemia tuvo como eje central el aislamiento social que es criptonita verde para el turismo. El turismo es una actividad económica generosa que suele dar respuestas positivas en el corto plazo si hay voluntad político y ayudas en efectivo y en especie. En nuestro país ninguno de las tres condicionantes se cumple: al gobierno no le interesa la actividad y el dinero que hay se reserva para otras actividades. Lo que puede hacerse es seguir el camino propio sin esperar milagros del gobierno de aquí al 2024.