El pequeño Corredor Cultural de la Roma en la Ciudad de México de principios de los años noventa dedicado al arte contemporáneo se transformó en el Corredor Cultural de la Roma-Condesa, CCRC, (2009-19), dirigido por Ana Elena Mallet, quien al demoler la frontera entre restaurantes, tiendas de diseños o modas y galerías de arte con el pretexto de “hacer comunidad” acabó por aniquilar al CCRC al masificarlo y devenir en pura promoción y comercio.

La saturación de público y actividades de la semana del arte durante Zona Maco o el Gallery Weekend evoca ese mismo hartazgo provocado por el CCRC, y aun cuando ferias como Material Art Fair, Salón ACME, QiPO, FAIN, Feria de la Acción o FAMA en Monterrey han ampliado las opciones para el arte emergente, la pandemia del COVID-19 ha coincidido con la necesidad de reevaluar la manera en que nos aproximamos al arte.

Un pequeño síntoma de esa necesidad es la Feria FAIN, efectuada en once estudios de artistas de la CDMX, y que busca hacer a un lado a la galería, al curriculum y edad del artista para concentrarse en la reducida selección de 29 artistas realizada por Karen Huber, Bernardo Saenger, Paola Jasso y Alejandro Romero, y entre quienes destacan: Arjan Guerrero (1988 CDMX), Vicente Quesada (1984 CDMX), Fernanda Acosta (1994 CDMX), Karla Leyva (Monterrey 1979), Cy Rendón (1984 Mazatlán), Fernando Polidura (1989 CDMX), Edgar Solorzano (1989 CDMX), Karian Amaya (1986 Chihuahua), Jimena Schlaepfer (1982 CDMX), Álvaro Ferreira (Madrid, España, 1990), Martín Levêque (1987 Francia), Margot Kalach (1992 CDMX), Jorge Rosano (1984 CDMX), Arantxa Solis (Cali, Colombia, 1990), entre otros.

Aun cuando los discursos de muchos de estos artistas están en formación, y en parte el coronavirus ha obligado a Diego Beyró y Carleti López Traviesa, fundadores de FAIN, a distribuirla en once visitas a estudio, FAIN desmantela al mundo del arte y sus vicios y lo libra de curadores y especialistas para cumplir su objetivo: Regresar al arte y los artistas.

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