Opinión

Reinventar la escuela en los contornos de un regreso a clases presenciales

Reinventar la escuela en los contornos de un regreso a clases presenciales

Reinventar la escuela en los contornos de un regreso a clases presenciales

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En los últimos meses la reflexión sobre la pandemia se ha centrado en el debate sobre el regreso a clases presenciales y en el no retorno a las aulas, enarbolando, en ambos sentidos, las premisas sobre la protección y el ejercicio de los derechos constitucionales y humanos del alumnado; de su salud física, emocional e intelectual, y en lo relativo a su formación académica y socialización.

Nuestras políticas públicas han considerado a la infancia y a la adolescencia (a la juventud en menor grado y bajo determinadas circunstancias) como un sector vulnerable carente del nivel de exigibilidad social, política o jurídica que le permita hacer valer todos sus derechos, recayendo en el Estado el deber de garantizarlos, lo que también debería ser un compromiso ineludible para cada uno de nosotros, se tenga o no la calidad de responsabilidad parental o educativa.

Organismos como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) han impulsado, desde el confinamiento, espacios de expresión para niños, adolescentes y jóvenes, buscando propiciar las condiciones para el ejercicio pleno de sus derechos, los cuales se vieron interrumpidos por las restricciones impuestas por la pandemia y que sin duda marcarán sus vidas, trayectorias y proyectos de vida.

Dentro de esos espacios de expresión, UNICEF desarrolló un sistema innovador de aplicación de encuestas en tiempo real a través de twitter, denominado U-Report, mediante el cual este importante sector de la población, da a conocer, de manera anónima, sus preocupaciones, intereses y opiniones sobre diferentes temas y problemas. A través de este sistema, a nivel nacional, 162 mil personas han ejerciendo su derecho a ser escuchadas en razón de su sentir ante las consecuencias desastrosas que ha traído consigo la pandemia, pero también sobre sus deseos y aspiraciones personales, y de su identidad y solidaridad generacional de cambio, transformación y progreso.

Así, por ejemplo, en la encuesta de U-Report en México, “Participación Ciudadana Juvenil”, casi el 70 % de la población infantil y juvenil consideró como uno de los temas de mayor interés el de la participación, diversidad e inclusión; por su parte, en la encuesta “Salud mental en la pandemia”, el 60% de los participantes expresó que desde que comenzó la pandemia brindaron un mayor apoyo emocional a sus amigos. Y, sin embargo, casi el 90%, si bien manifestó haber necesitado apoyo en algún momento de la pandemia para manejar sentimientos difíciles o de estrés, no pudo pedir ayuda, ya sea por desconocimiento o por temor.

Es evidente que la población infantil, adolescente y juvenil de nuestro país, por su gran capacidad de resiliencia y adaptación, es un catalizador imprescindible del desarrollo y el progreso de una agenda futura y diversa, argumento éste que debería ser suficiente para garantizarle el conocimiento y el ejercicio de sus derechos, creando las mejores condiciones sanitarias y de estudio para este regreso a clases presenciales.

Ante ello, los especialistas, líderes de opinión y la comunidad educativa en su conjunto tenemos la extraordinaria oportunidad e inédito desafío de reinventar la escuela con una mirada crítica y proactiva que permita hacer de ella un espacio indispensable de experiencias pedagógicas llenas de vida, confianza y seguridad, capaces de establecer y reforzar los cimientos para una nueva normalidad que, con mayor certidumbre, impulse los procesos inaplazables de transformación que actualmente requiere nuestro país.