Metrópoli

Rescatan Ruta de la Amistad empresas privadas y la embajada alemana

Los integrantes del patronato aseguran que hay desinterés de las autoridades del INBAL, por ello se tuvo que recurrir a recursos privados para el rescate de las esculturas

Los integrantes del patronato aseguran que hay desinterés de las autoridades del INBAL, por ello se tuvo que recurrir a recursos privados para el rescate de las esculturas

Rescatan Ruta de la Amistad empresas privadas y la embajada alemana

Rescatan Ruta de la Amistad empresas privadas y la embajada alemana

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La Ruta de la Amistad, inaugurada en 1968 para los Juegos Olímpicos realizados en la Ciudad de México —cuyas esculturas se encontraban descuidadas, sin pintar y en el abandono, como lo evidenció Crónica —se encuentra en remodelación después de 12 meses de olvido.

Con este trabajo, la embajada de Alemania tratará de recuperar los monumentos realizados por artistas y escultores y así conservarlas para la posteridad.

La mayoría de las esculturas —19 montadas al sur de la Ciudad de México— continúan en su sitio original, unas fueron “adoptadas” por la embajada alemana y por empresas privadas que les dan mantenimiento.

La Ruta de la Amistad, con sus 17 kilómetros de arte público a gran escala, se proyectó bajo impulso de Pedro Ramírez Vázquez y Mathias Goeritz, y se ha quedado con las ganas de una declaratoria patrimonial del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).

Los integrantes del patronato Ruta de la Amistad aseguran que hay desinterés de las autoridades del instituto y por eso se tuvo que recurrir a recursos privados para poder rescatar el legado de las olimpiadas de 1968.

En el concepto original, las obras llenas de matices aparecían cada kilómetro y medio sobre dos distintos paisajes: El primero, en un valle de piedra volcánica y resultado de la emanación del Xitle dos mil años atrás; el segundo, sobre campos rurales de siembra y pequeñas lagunas, características naturales de Xochimilco.

De esta manera, el arte moderno salió a las calles y los espectadores disfrutaron de este invaluable contexto artístico, donde cada espectador interpreta su sentir. El recorrido se apreciaba como un camino de geometrías y colores que comunicaban los distintos escenarios olímpicos.

La Ruta de la Amistad quedó en total abandono durante 25 años en los que afrontó un sinnúmero de agresiones, incluyendo severas afectaciones por el rápido crecimiento urbano.

Para salvar a la Ruta se decidió hacer una restauración obra por obra. A través del proyecto Adopte una Obra de Arte, se invitó a instituciones privadas y públicas a participar donando los recursos para la restauración y conservación de las piezas en un fideicomiso creado ex profeso para este proyecto.

Es así como los monumentos Las Tres Gracias, Tertulia de Gigantes, Hombre de Paz, El Sol Poniente y México, fueron adoptadas por empresas y embajadas como Bancomer, American Express, Pirelli, Adidas y Perisur.

Sin embargo, no todas corrieron con la misma suerte y estuvieron olvidadas y sin recibir mantenimiento hasta hace apenas un par de meses.

EN RIESGO. La Ruta de la Amistad enfrentó el peligro de su desaparición a mediados de la década de los 70, hecho que afortunadamente no ocurrió.

En 1994, se fundó el Patronato Ruta de la Amistad A.C., cuya finalidad se basa en la preservación altruista de las piezas que componen este corredor artístico.

En el 2008, la ruta enfrentó un nuevo riesgo: el inicio de la construcción de la Autopista Urbana Sur (un tramo elevado sobre el Periférico Sur), la cual amenazó con dañar y condenar al olvido a las esculturas que quedaran atrapadas bajo el nuevo distribuidor vial.

El sentido de urgencia ante el avance de la obra, obligó a reubicar varias piezas en una compleja maniobra de ingeniería.

El traslado de 10 obras de la Ruta de la Amistad fue avalado por el Arq. Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013), pero la incógnita que surgió fue establecer la ubicación de las esculturas; se propuso trasladarlas al Circuito Mario de la Cueva, dentro de la UNAM, lo que aseguraría su preservación, mientras que su entorno sería muy parecido al que tuvieron en el año 1968.

Sin embargo, se ideó colocar a la nueva ruta en dos tréboles viales, Periférico e Insurgentes y Periférico con Viaducto Tlalpan (véanse los mapas de distribución), zonas que no han sido afectadas por construcciones y en las que se trabaja en conservar los Jardines Nativos del Pedregal.

En 2012, el organismo internacional World Monuments Fund, sumó su labor para preservar la ruta, obligando a las autoridades de la ciudad a realizar un plan para el rescate del patrimonio afectado.

ESTILO GRIEGO. Carlos Alberto Alvirde, quien fue uno de los encargados en el año 68 de supervisar la construcción de La Ruta de la Amistad, explicó a ­Crónica que cada escultura representa una estación. “Se quería retomar aquellas olimpiadas griegas, donde la cultura era también algo fundamental, y así nació el año de la Olimpiada Cultural y las dos semanas de juegos atléticos”.

La Ruta de la Amistad inicia a las afueras de Ciudad Universitaria, con la escultura El hombre corriendo realizada por Germán Cueto y termina con Osa Mayor, diseñada por Mathias Goeritz y que está afuera del Palacio de los Deportes.

La mayoría de estaciones se encuentran cercadas, para evitar que se dañen o vandalicen, y hasta el momento se ha logrado ese objetivo, pero las que se encontraban descuidadas eran Sol, que representa a Japón, pues tenía grietas en varias partes de su estructura; y Señales, que representa a México y era la primera estación en 1968, la cual  también presenta fracturas en su superficie.

Los países participantes fueron Checos­lovaquia, Bélgica, Austria, Polonia, Estados Unidos, España, Japón, Holanda y Australia.