Opinión

Retos de la producción de alimentos en México, II: diversificar reinos y especies, disminuir la huella ecológica y establecer acciones para reducir los efectos del cambio climático

Retos de la producción de alimentos en México, II: diversificar reinos y especies, disminuir la huella ecológica  y establecer acciones para reducir los efectos del cambio climático

Retos de la producción de alimentos en México, II: diversificar reinos y especies, disminuir la huella ecológica y establecer acciones para reducir los efectos del cambio climático

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Alfonso Larqué Saavedra*

Daniel Martínez Carrera**

La producción de alimentos básicos será una prioridad nacional, se ha señalado en los últimos días, en los discursos de la nueva administración presidencial. Dicha política se enmarca dentro de lo que hemos venido publicando por este medio; producir alimentos afectando lo menos posible la biodiversidad, evitar su pérdida y la alteración del medio ambiente, es decir, reducir la huella ecológica de esta actividad (hectáreas/habitante necesarias para satisfacer el consumo).  Nuestra propuesta señala que es muy importante incluir, además de las plantas y los animales, a otros dos reinos de la naturaleza como son los hongos y las bacterias, que han demostrado ser relevantes en la alimentación y que pueden ser clave para mitigar los efectos del cambio climático en la producción de alimentos.

En el artículo precedente se publicó en el contexto alimentario la propuesta de revisar innovaciones relacionadas con las algas, las bacterias y los hongos que existen en nuestro país. Se presenta en esta nota el impulsar especies vegetales de gran arraigo en nuestro país, que son amigables con el ambiente y que aportan alimento, utilizando entre otras cosas poca agua, que es un recurso de alto costo, además de que pueden cultivarse en zonas marginales, perturbadas o degradadas por otras actividades pecuarias o agrícolas. Su siembra, cultivo, cosecha y la conservación de los productos alimenticios de estas plantas no demandan insumos agrícolas o prácticas de cultivo tan costosas como aquellas de las hortalizas o algunos frutos. Se ha demostrado su resiliencia con el hábitat cuando se han establecido en plantaciones comerciales. Debe agregarse, además, que han sido probadas por siglos y forman parte de la historia cultural de nuestro país.

Dentro de estas especies destacan los nopales o planta de la vida, que es bien conocida no sólo porque se encuentra en el escudo nacional y son originarias de México. Es una planta que provee frutos llamados comúnmente tunas de las que se describen doce diferentes tipos que van desde los xoconostles hasta las tunas verdes. Además, también producen el nopal verdura, que se ha convertido en un alimento que se exporta por las innumerables ventajas para la salud humana. Es una planta cactácea de la que se conocen 300 especies, es perenne, resistente a la sequía y a las altas temperaturas y pueden sembrarse en gran parte del territorio nacional. Tiene un gran arraigo entre los mexicanos. Es ampliamente conocido también su uso como forraje en el sector pecuario. Además de ser un alimento, el nopal ha sido utilizado para la generación de agroindustrias como la grana cochinilla, descrita como una de las primeras biotecnologías prehispánicas, que es un pigmento que en el siglo XVIII llegó a ser el segundo producto de exportación de nuestro país después de la plata.

La segunda especie dentro de este grupo son las referidas genéricamente como agaves al que también se define como el árbol maravilla o noble. Estas plantas han dado origen a diferentes agroindustrias que van desde la producción de mezcales como el tequila, hasta su utilización en el arte y la construcción y por supuesto en el área alimenticia, además de ser fuente de inulina para el área médica. De los agaves se utilizan todas las partes de la planta para diferentes usos, que van desde la famosa bebida llamada pulque que es la fermentación del aguamiel que se obtiene del corazón de la planta y que es considerada también como una biotecnología prehispánica. De hecho, Hernán Cortés en 1524 en la cuarta carta dirigida al rey Carlos V de España le señalaba, “el pulque que es el vino que ellos beben”. Las mieles o jarabes de agaves son también utilizadas en la alimentación y las flores son apreciadas para  hacer platillos diferentes. Es una planta con cerca de 200 especies, muchas de ellas originarias de nuestro país.  Un dato importante es que los agaves no demandan demasiada agua para su crecimiento y desarrollo. Su propagación es fundamentalmente por hijuelos y su crecimiento y desarrollo no demanda grandes insumos agrícolas.

De manera paralela se debe de agregar que existe además una rica cultura nacional de consumir insectos como alimento y que son altamente codiciados. Dentro de estos destacan los gusanos de las pencas del maguey, tecnología que por cierto no se ha dominado para favorecer la producción a gran escala o también los chapulines o los escamoles que son ampliamente consumidos en muchas localidades de nuestro país. Los insectos son alimentos ricos en componentes de gran valor nutricional por el alto contenido de proteínas. El favorecer el desarrollo de agroindustrias a base de estos insectos sería el equivalente a potenciar lo que los europeos han hecho con los escargots o caracoles que son servidos en numerosos restaurantes. En este tenor, conviene anotar como un buen logro el que en los maíces de los valles centrales de Puebla se consolidó recientemente la tecnología de producción comercial de huitlacoche, que es un alimento de gran arraigo en la población mexicana o la atención puntual que se dio a la producción de miel de abejas en Yucatán.

Establezcamos una cruzada de promoción de alimentos de arraigo nacional  y procedamos a favorecer su producción y a la brevedad posible promovamos el registro de lo que los expertos llaman denominación de origen, que daría valor agregado a estos nuestros productos, y se favorezca así el establecimiento de agroindustrias o biofábricas. Estos alimentos son apreciados por diferentes grupos étnicos de nuestro país y por los citadinos. Su consumo y explotación se puede impulsar por la gran demanda de estos alimentos de alta calidad, que se pueden promocionar siguiendo el planteamiento central de la iniciativa de favorecer la producción de alimentos teniendo en mente la conservación de los recursos naturales y el medio ambiente. Perseveremos en la perspectiva de que debe ser una prioridad mantener la fertilidad de nuestros suelos para la seguridad alimentaria de nuestro país. Diversificar la producción de alimentos así como nuestra alimentación, reducirá la huella ecológica y nuestra vulnerabilidad ante los efectos adversos del cambio climático.

*Coordinador de Agrociencias. Academia Mexicana Ciencias. Miembro del Consejo Consultivo de Ciencias. Investigador Centro de Investigación Científica de Yucatán.

**Profesor investigador del Colegio de Postgraduados, Campus Puebla.