Jair Bolsonaro se equivocó de foro en su estreno en la escena internacional. Había expectación con el primer discurso en el extranjero del presidente ultraderechista de Brasil, pero su discurso fue recibido con tanta frialdad como la que reinaba en la localidad alpina suiza.

De los 45 asignados que tenía en ese privilegiado escenario, el discurso de Bolsonaro fue de apenas seis minutos, mientras que otros siete los dedicó a un diálogo con el presidente y fundador del Foro Davos: Klaus Schwab.

El mandatario desaprovechó dos tercios de su preciado tiempo asignado para convencer a los inversores presentes de su agresivo plan de liberalización de la economía del gigante sudamericano. Tampoco dio detalles de su programa de privatizaciones.

En donde se mostró más activo fue en presentar a Brasil como reclamo turístico.

“Se invertirá mucho en seguridad, para que vengan a visitarnos con sus familias, porque somos uno de los países con mayores bellezas naturales, pero no estamos ni entre los cuarenta destinos turísticos más visitados del mundo”, aseguró.

¿Más seguro, repartiendo armas? En respuesta al discurso de Bolsonaro, el secretario general de Amnistía Internacional, Kumi Naidoo, consideró una ironía su promesa de que hará de Brasil un país más seguro “cuando una de las primeras medidas que tomó como presidente fue aflojar el control sobre la posesión de armas”.

La consecuencia de su decepcionante estreno en el extranjero fue una caída del 1 por ciento de la Bolsa de Sao Paulo.

“Defender a la familia”. Cuando fue cuestionado por Schwab sobre la asociación de la “marca Brasil” con la corrupción y le preguntó cuáles eran sus planes concretos para combatir esa lacra, Bolsonaro tampoco dio detalles y se salió por la tangente con un comentario fuera de lugar: “Vamos a defender a la familia y a los verdaderos derechos humanos; vamos a defender el derecho a la vida y a la propiedad privada”.

Alianza derechista. En su corta intervención como invitado especial en la inauguración del Foro de Davos, Bolsonaro proclamó que “la izquierda no prevalecerá” en América Latina y vaticinó que la ciudadanía de los distintos países de la región optará por alternativas de centro derecha en futuros procesos electorales.

Sobre los países del entorno que ya han girado a la derecha, Bolsonaro comentó que está en contacto con los presidentes de Argentina, Chile y Paraguay, para refundar una Sudamérica “fuerte”, aunque manteniendo, especificó, la hegemonía de cada Estado “y no una América bolivariana como existía antes en Brasil con otros gobiernos”, en clara alusión a sus adversarios ideológicos, los expresidentes Lula da Silva y Dilma Rousseff.