El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, defendió ayer, una vez más, la política de no intervención, en el caso concreto de la crisis en Venezuela, pero quiso dejar clara la diferencia entre la democracia que rige en México y el “régimen” liderado por Nicolás Maduro.

Durante su participación en la Conferencia de las Américas, que se celebra anualmente en el Departamento de Estado de Washington, Ebrard quiso marcar distancias respecto al que calificó como “régimen de Maduro”, pese a proceder ambos del ala política izquierdista: “Somos de izquierda, pero democrática y que respeta los derechos humanos, no tenemos nada que ver”, subrayó.

“Mucho más sensato". En cuanto a la criticada neutralidad del gobierno de Andrés Manuel López ante los graves hechos que ocurren en Venezuela, el canciller mexicano aseguró que una intervención militar en el país petrolero sería “un gran error".

“Tenemos una opinión diferente de la intervención militar, que sería un gran error; o la de que aquellos que esperan que el régimen vaya a ser ­derrotado a través de sanciones o esperar a que se divida al gobierno de Maduro”, afirmó Ebrard.

“Es mucho más sensato organizar un diálogo, imperativo internacional para que ambas partes tengan que escucharse”, aseguró Ebrard, quien indicó que ha comunicado su postura de manera explícita al gobierno del presidente estadunidense, Donald Trump.

“No puede haber espectadores". Las palabras del canciller mexicano contrastan con las pronunciadas poco antes en el mismo foro por el vicepresidente estadunidense, Mike Pence, quien advirtió que no puede haber “espectadores" e instó a los países del continente a respaldar al pueblo venezolano “a la vez que se levanta para restaurar la libertad".