Donald Trump lleva dos días sin tuitear insultos o amenazas, señal de que, o bien quiere rebajar la tensión internacional, o bien está esperando la firma del documento final de la Cumbre del G-7 en Biarritz (Francia), para estallar contra su anfitrión, Emmanuel Macron, y la otra líder europea que no le sigue la corriente, como la canciller alemana Angela Merkel.

Ayer, primer día de negociaciones entre los líderes de EU, Francia, Alemania, Italia, Canadá, Gran Bretaña y Japón, el mandatario republicano intentó sin éxito de volver a convertir el G-7 en G-8, con la reincorporación de Rusia, país que fue expulsado en 2014.

Trump alegó que su admirado Vladímir Putin debería sentarse con ellos para discutir asuntos graves, como Irán o Siria. Sin embargo, como señala una fuente al diario El País, los líderes europeos se negaron, alegando que el G-7 es una club de democracias liberales, y, en todo caso, antes de regresar debería resolverse el motivo por el que fue expulsado.

Las “dudas” de Trump. En represalia al “no” a Putin, el mandatario estadunidense se mostró impasible ante las demandas de los europeos de acabar con la guerra comercial de EU con China.

Pese a que le hicieron saber el temor a que su guerra precipite una recesión mundial, el presidente de EU jugó con la ambigüedad por la mañana, asegurando que “siempre tenía dudas” sobre la subida de aranceles a China, y por la tarde, dejó que un portavoz de la Casa Blanca, explicará que Trump duda, pero no sobre la conveniencia de rebajar la tensión sino de aumentarla todavía más. “Lamenta no haber subido aún más los aranceles”, dijo.

Ayuda a la Amazonia. A falta de conocer el contenido del documento final, la prensa brasileña anticipó que el G-7 aprobará un fondo para combatir y reforestar la selva en llamas.

Al respecto, el presidente de Bolivia, Evo Morales, invitó al “hermano presidente de Francia y a sus colegas a venir a Bolivia para ejecutar inmediatamente sus compromisos de cooperación” para combatir los incendios.