Metrópoli

“¿Y yo qué culpa tengo?”: la mirada del despachador

Decenas de automovilistas molestos han hecho largas filas, por horas, en las estaciones de servicio y que al llegar a la bomba se encuentran con la sorpresa que solo les puede vender 10 litros.

Decenas de automovilistas molestos han hecho largas filas, por horas, en las estaciones de servicio y que al llegar a la bomba se encuentran con la sorpresa que solo les puede vender 10 litros.

“¿Y yo qué culpa tengo?”: la mirada del despachador

“¿Y yo qué culpa tengo?”: la mirada del despachador

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

“¿Y yo que culpa tengo…?”, replica don Luis, despachador de gasolina que atiende a decenas de automovilistas molestos, los que han hecho largas  filas , por horas, en la estación de servicio y que al llegar a la bomba se encuentran con la sorpresa que solo les puede vender 10 litros.  

“Fue la orden que nos dieron, no tengo la culpa, que lo ordenó Profeco”, explica el trabajador de la gasolinera ubicada sobre Avenida Central, a la altura de Rio de los Remedios, en el Estado de México.

“Se pasan de listos, vivo en Neza”, le revira la señora Rosa Isela, “soy comerciante y tengo que surtir en la Central de Abastos mi mercancía que vendo en la Rio Blanco… esos 10 litros solo me sirven para llegar a mi casa y¿cómo le hago mañana para surtirme y vender?...”. La mujer reclama, vende pescado en un mercado por el rumbo de la Gustavo A Madero y esa mercancía requiere manejo preciso.

Es el segundo día de caos, molestias, enojos y frustración  en la Ciudad de México y su área metropolitana ante la incertidumbre. El restablecimiento del 100 por ciento en el suministro de gasolina no llega y el racionamiento en la venta que avaló la Procuraduría Federal del Consumidor está exaltando el ánimo.

Felipe Guzmán, conductor de un taxi, y trabaja en estos días de manera intermitente para hacer rendir su gasolina: “No puedo dejar de trabajar; si no, no tengo para comer… son chingaderas”, resume molesto, “¡no podemos trabajar!, no  hay gasolina…hasta la cabeza  me duele de pensar qué va a pasar… no hay para cuando ¿y la renta?, ¿los gastos de mi familia?... estamos hasta la madre, les vale lo que pase, nuestras necesidades”. Una hora en la fila sobre avenida Talismán, en la alcaldía de Gustavo A Madero, lo ha vuelto elocuente.

No hay gasolina. Unos tambos obstruyen el paso a las bombas en señal de que no hay combustible. Los empleados están a la espera. “Nos dicen que van a surtir las pipas, pero no dicen a qué hora”, explica Rosalba, una de las empleadas.

“Nosotros también estamos perdiendo. Si no hay gasolina no hay dinero para que nos paguen, de por si ganamos poco y ahora sin propinas, nosotros llegamos a sacar hasta 400 pesos de propinas pero  esto …”, se queja

Los  automovilistas hacen filas con la esperanza de que lleguen las pipas a abastecer. Prefieren perder unas horas, pero abastecerse aunque sea un poco para las actividades más apremiantes; muchos de ellos son comerciantes o requieren el auto para sus actividades.

La irritación también se hace presente en algunos automovilistas, sobre todo entre quienes buscan ganar el paso a la bomba a otro auto y no escasean los insultos o conatos de bronca.

Es este el segundo día de furia e irritación en la Ciudad de México y su área metropolitana, en la que los anuncios de “No hay Gasolina” aparecieron en varias zonas de la capital y sus alrededores cuyas avenidas  poco a poco se despejan del tránsito vial cotidiano.