Opinión

Santa Sofía puede dejar de ser museo y convertirse en mezquita

Santa Sofía puede dejar de ser museo y convertirse en mezquita

Santa Sofía puede dejar de ser museo y convertirse en mezquita

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Cuando al atardecer se aterriza en la ciudad de Estambul, en Turquía, se aprecia desde el avión a lo largo de todo el horizonte un paisaje sorprendente a causa del gran número de mezquitas que existen, del orden de unas 3 mil, cuyos altos minaretes parecen afiladas espigadas que provienen de varios siglos, y es que por ley no se puede derribar ninguna, aunque se encuentre en mal estado.

Desde los minaretes, el almuecín llama al rezo los musulmanes con una puntualidad que parecen estar todas sincronizadas desde una sola, la mezquita azul, que se encuentra en la zona turística conocida como el Cuerno de Oro y que está dividida en dos continentes: Europa y Asia, separada por el amplio el río Bósforo. Todas las mezquitas cuentan con altavoces que proyectan el llamado al rezo a unos 15 millones de habitantes, y que3 parece un eco interminable, por toda la ciudad.

Las mezquitas más espectaculares son la Azul que cuenta con seis minaretes y 20 mil azulejos que adornan su cúpula de 23 metros de diámetro, y que mandó construir el sultán Ahmed en el siglo XVII; la de Suleiman El Magnífico, la más grande de la ciudad y que pertenece al período otomano hacia 1550, y Santa Sofía cuyo nombre hace alusión a la Divina Sabiduría, y sus raíces se deben al cristianismo ya que fue la catedral más grande el mundo por casi mil años, desde que se construyó entre los años 532 y 537, durante el mandato de Justiniano, y que siempre ha sido una joya del arte bizantino.

El templo fue secularizado en 1931 y desde el 1 de febrero de1935 se convirtió en un museo por disposición del fundador de la República Turca Mustafá Kemal Atatürk. Este museo es el más visitado de Turquía en el orden de 3.7 millones de turistas al año.

La cúpula de Santa Sofía mide 30 metros de diámetro por lo que es mayor que la mezquita Azul, pero en 1453 fue tomada por el imperio Otomano y convertida en mezquita, expulsando de su Basílica a la Iglesia Ortodoxa de rito oriental; a Santa Sofía le añadieron cuatro altos minaretes y con los años, el Patriarcado Ortodoxo de Constantinopla quedó tolerado por el gobierno y reducido a una pequeña superficie.

En el interior de Santa Sofía se notan sus 15 siglos de historia; tiene grandes columnas de mármol, medallones, mosaicos de vidrios con hojas de oro, y por desgracia, muchas obras de arte fueron tapeadas o destruidas por los musulmanes cuando tomaron la ciudad.

En estos días, Santa Sofía puede perder su estatus de museo por una acción promovida por los islamistas turcos, en un contexto que más tiene que ver con cuestiones electorales que con un fondo ideológico.

Lo que ahora se disputa en Santa Sofía tiene antecedentes en otros museos que fueron templos católicos, como es el caso de San Salvador en Chora que podría abrir sus puertas al rezo musulmán, a pesar de que está plagada de obras de arte, de gran valor para la historia de la Iglesia Católica, y que podrían perderse para siempre.

Carlos Villa Roiz