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Sargazo y desaparecidos, en una jornada incómoda para AMLO

El Presidente no pudo esquivar el tema del alga, el cual minimizó de nueva cuenta. Familiares de desaparecidos fueron críticos al cuestionar los resultados de la búsqueda.

El Presidente no pudo esquivar el tema del alga, el cual minimizó de nueva cuenta. Familiares de desaparecidos fueron críticos al cuestionar los resultados de la búsqueda.

Sargazo y desaparecidos, en una jornada incómoda para AMLO

Sargazo y desaparecidos, en una jornada incómoda para AMLO

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Fue un lunes poco tranquilo para el Presidente en sus conferencias de prensa. En primera instancia, periodistas locales de Cancún no dejaron pasar el tema del sargazo que el Ejecutivo volvió a minimizar. AMLO, incluso, señaló que se trataba de un problema sobredimensionado con el que se intentó entregar contratos sin licitar.

Más tarde, ya en la Ciudad de México, vino lo peor. López Obrador estuvo presente en el informe del Sistema Nacional de Búsqueda de Desaparecidos y se vio interrumpido constantemente por los presentes, sin que lo dejasen esgrimir con tranquilidad sus argumentos, ya conocidos (“no me confundan, somos diferentes”; “es un cambio de régimen, no de gobierno”; “se robaban el dinero”).

Finalmente, madres de desaparecidos le espetaron que sus funcionarios habían llegado hasta ellas para anunciarles recortes en protección a deudos debido a “la austeridad”. Eso fue algo que AMLO refutó molesto, aunque específicamente en el tema de los recursos destinados a la búsqueda de personas ausentes.

Una de las mujeres terminaría de rodillas ante él, rogándole apoyo.

Fue pues, un lunes difícil para el Presidente.

EL SARGAZO, ¿ES O NO CRISIS? La conferencia matutina, como estaba anunciado, se desarrolló en Cancún, donde López Obrador pidió turnar preguntas de la prensa local y de la comitiva de reporteros nacionales. De poco sirvió esta táctica: los locales arrebataron la palabra y se lanzaron sobre las contradicciones entre lo que se percibe en Quintana Roo como riesgos por el sargazo y lo que para AMLO es un problema inflado artificialmente.

El secretario de Marina, Rafael Ojeda Durán, en su turno, indicó que “el sargazo no es un problema, el sargazo es una situación que se está dando en muchos países y que lo estamos afrontando. Por primera vez se está afrontando como un problema de Estado”.

Pero el Presidente no tenía pensado echar reversa: “Yo le diría a todos los mexicanos y extranjeros que visiten Quintana Roo, que es el paraíso, es un edén (…) Y lo del sargazo es un asunto menor”.

El clima de la conferencia se enrareció cuando AMLO trató de indicar que el retiro del sargazo es nada si se le compara con la recogida de basura en la Ciudad de México. Para empezar, el Presidente confundió cifras. Para terminar, más que preguntas, el Presidente recibió precisiones: “Es diferente”, le espetaron desde la butaquería de la prensa y desde allí le pidieron que si no se trataba de una emergencia, que explicara entonces por qué se asignaba presupuesto (52 millones de pesos) para combatirlo y por qué se declaraba a una decena de municipios oficialmente en contingencia.

Ya con el ambiente caldeado, el tema de la seguridad pública fue motivo de más preguntas poco amables: “Otra cosa más, también en ese exceso de optimismo (sobre la seguridad pública, Presidente, ¿es que su Cisen o quienes le están informando, le están informando mal?”.

El Presidente contrarreplicó: “Yo no digo mentiras y siempre hablo con la verdad, y siempre he considerado la honestidad como lo fundamental, es lo que estimo más importante en mi vida, y no engaño”. No sería la única vez en el día que recurriría a su autoridad moral para defenderse.

El final de la conferencia no podía ser otro: “¿Y saben qué? con todo respeto, que ya no se cultive tanto chayote”, recomendó el Presidente en alusión a los embutes de dinero que parte de la prensa mexicana recibe para publicar notas a modo de algún personaje que paga por ello.

SE HINCA ANTE EL PRESIDENTE. El sistema nacional de búsqueda presentó un informe de trabajo en la Ciudad de México y delineó algunas estrategias, como la regionalización y la creación de una base de datos nacional sobre este asunto, calificado como “la peor herencia" que recibió la IV-T.

Es claro que se trataba de un auditorio que no sería a modo. En los foros previos a la investidura de AMLO como presidente, los familiares de los desaparecidos salieron del Palacio de Lecumberri claramente defraudados. Y ayer lo demostraron.

El presidente Andrés Manuel López Obrador llegó desde su mañana difícil en Cancún y se vio ante familiares de desaparecidos, la gran mayoría víctimas de la llamada “guerra contra el narco”, que escucharon a los funcionarios amlistas desde su lugar en Palacio Nacional e incluso les aplaudieron, pero cuando vino el turno de Olga Sánchez Cordero al micrófono, las madres empezaron a arrebatar la palabra o incluso cuestionaron lo informado.

Algunas de las madres avanzaron hacia el estrado y entregaron documentación en mano a AMLO y a Alfonso Durazo. Una de las madres se arrodilló para pedir ayuda, algo que otra mujer, por la misma causa, había hecho el sexenio pasado ante Osorio Chong, el entonces titular de Segob.

En Palacio Nacional, cuando se anunció que López Obrador dirigiría su mensaje a los presentes nuevamente las madres se acercaron. Los gritos de “siéntense”, fueron acallados por el “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.

“Familiares de víctimas de la violencia”, inició su mensaje López Obrador, pero las madres no dejaban de intervenir. Sobre la marcha prometió reuniones trimestrales y sentenció: “No voy a ocultarme, voy a dar la cara, por difícil que sea, por doloroso o por incómodo que sea voy a estar siempre dando la cara”.

López Obrador inició nuevamente su línea discursiva sobre el robo al erario de los anteriores gobiernos, de la enorme deuda pública y sobre los efectos de los gobiernos neoliberales. Los gritos continuaban.

“No importa que griten, tienen todo el derecho, es legítimo”, les dijo el Ejecutivo a los presentes.

Nuevamente recurrió a su autoridad moral: “No tengo problemas de conciencia” y aludió a que ello le daba la posición para solucionar los problemas del país.

Sobre el recorte presupuestal a la búsqueda de desaparecidos, dijo molesto: “Eso es una vil mentira, una calumnia”.

“Les pido que nos tengan confianza, no nos confundan, no somos iguales, no permitimos la impunidad (…) Lo puedo gritar a los cuatro vientos: va a haber justicia en México”, finalizó.

Luego vino, como en otros tiempos, la entonación del Himno Nacional que acalló los últimos gritos de las madres.