Academia

Se genera un ambiente institucional contra los transgénicos: expertos

La postura de los titulares de Conacyt y Semarnat, así como de legisladores, apuntalan la distorsión de la biotecnología en la opinión pública, dicen investigadores

La postura de los titulares de Conacyt y Semarnat, así como de legisladores, apuntalan la distorsión de la biotecnología en la opinión pública, dicen investigadores

Se genera un ambiente institucional contra los transgénicos: expertos

Se genera un ambiente institucional contra los transgénicos: expertos

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Al presidente Andrés Manuel López Obrador no le gustan los transgénicos, como tampoco a la directora del Conacyt, Elena Álvarez-Buylla. Entonces, ¿hay consecuencias institucionales de ello en el desarrollo de la investigación relacionada con este campo?

“Concretamente no, pero se está generando un ambiente para que así suceda”, señaló Agustín López Munguía, investigador del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, durante la mesa de análisis del  simposio “Logros y potencial de la biotecnología agrícola en México”, que se llevó a cabo ayer en el Cinvestav.

“No obstante, el hecho de que en esta mesa se encuentre una de las investigadoras que más ha generado desarrollos en esta área, en vez de estar en el CICY (Centro de Investigación Científica de Yucatán), parece contradecirlo”. El científico se refirió a Beatriz Xoconostle, investigadora del Cinvestav y fugaz directora de dicho Centro Público de Investigación, a quien Conacyt le solicitó su renuncia.

Dicho encuentro reunió a investigadores del  propio Cinvestav, del CICY y del IBt, entre otros, donde los investigadores expusieron los avances y beneficios de esta tecnología en cultivos mexicanos como soya, limón, vacunas pecuarias, papaya e identificación de patógenos emergentes. Un caso emblemático, expuso Martha Rocha Munive —de la Facultad de Ciencias de la UNAM—, es el del algodón, que prácticamente salvó la industria.

En el acto, los científicos también externaron sus preocupaciones, como la solicitud de veto de este tipo de tecnologías, firmada por organizaciones civiles, la propuesta de la legisladora Jesusa Rodríguez para evitar siembra de maíz transgénico, así como la postura misma de la directora de Conacyt y del titular de la Semarnat.

De acuerdo con Alfredo Herrera, investigador del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio) del Cinvestav Irapuato, los representantes de Gobierno deben de adoptar una postura neutral, abierta y dispuesta a escuchar otras voces, puesto que “sería terrible que se tomaran decisiones basadas en ideologías”. “Solicitan un veto basado en posturas ideológicas y militantes, pero sin sustento científico”, dijo por su parte López Munguía.

En la generación de este “ambiente” los científicos aún no pueden evaluar si habrá apoyo o no de este gobierno a sus investigaciones, refirió por su parte Xoconostle. “Las convocatorias han cambiado y nos estamos ajustando a ellas, pero no sabemos si nuestras propuestas se financiarán”. No obstante, en dependencias como la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem) se perciben cambios y se han detenido permisos, señala Rocha Munive.

“Hemos observado que se desdeña el trabajo hecho por gente muy capacitada y preparada en aspectos regulatorios a nivel federal; las instituciones mismas están en proceso de modificación y hay cosas que no se terminan de resolver (...), pero hay permisos detenidos, lo cual no ocurría en años anteriores. Hay incertidumbre alta de personal capacitado que tienen jefes que no entienden estos procesos. Ojalá y todo vaya hacia adelante y no hacia atrás”.

Por su parte, Herrera Estrella señala que para comprender esto se requiere ver “quién está en Cibiogem, donde hay mucho activismo”. El investigador se refiere a Emmanuel González Ortega, encargado del despacho de la comisión, quien tiene una postura abierta contra los transgénicos y que milita en una asociación civil que comparte la misma ideología: Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), de la que Álvarez-Buylla es fundadora y su representante más visible. “Es un problema serio, por ser juez y parte”, dijo Alfredo Herrera.

“En la generación de este ‘ambiente’, quien preside el Conacyt puede tener la ideología que quiera, pero las decisiones que se tomen deben tener bases científicas y la discusión de la comunidad científica. Sin embargo, desde su postura como investigadora, y ahora como directora del consejo, mantiene una campaña contra el herbicida glifosato (…) y aunque no hace una referencia directa, lo asocia con los transgénicos”, abunda López Munguía.

Por otra parte, añadió, la opinión pública sobre estos temas —entre ellos los firmantes de la solicitud de veto— la están concentrando personas que se vinculan más con la gastronomía y el medio artístico, la cual se suma a la postura del secretario de Medio Ambiente, Víctor Toledo.

¿Pero en realidad se requiere del uso de transgénicos en el país para, al menos, resolver problemas como el de la seguridad alimentaria? Para Herrera Estrella en esta respuesta no se puede generalizar. “Se tiene que revisar caso por caso dónde es pertinente utilizar esta tecnología, puesto que no se puede predecir lo que sucederá en el futuro y cómo afectará el cambio climático a los diversos recursos biológicos que tenemos, por ello, debemos estar preparados y emplear las mejores tecnologías disponibles”.

Por su parte, Enrique Galindo, también del IBt, mencionó que la biotecnología resuelve problemas y no sólo en el área agrícola, sino también en el medio ambiente y la salud; sin embargo, éstas también están sufriendo de un desprestigio en la opinión pública. “A diferencia de otros países tenemos fortalezas científicas y tecnológicas, pero nos faltan empresas mexicanas que las utilicen. Hay que cambiar esa idea de que la biotecnología sólo es realizada por las trasnacionales y que lo hacen para tranzar, también la podemos usar nosotros para beneficio nacional”.