Opinión

¿Seguiremos sin conocer el crecimiento?

¿Seguiremos sin conocer el crecimiento?

¿Seguiremos sin conocer el crecimiento?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

"Una de las diferencias entre el primer y el tercer mundo es que, en aquel, las recesiones suelen durar poco. En el tercer mundo, en cambio, se niegan pero llegan, se instalan y se vuelven demasiado largas… entre otras cosas, por eso se han quedado atrás”. (Martin Wolf. La gran crisis, Deusto, 2015).

Esto es lo que no nos puede pasar: que no reaccionemos, que sigamos metidos en el autoengaño.

Los datos, las cifras, los hechos que conocimos durante las últimas dos semanas anuncian —ya no una probabilidad— sino la realidad de una contracción. El primer trimestre de 2019 decrecimos; el segundo crecimos por un pelo: 0.1 por ciento; casi todos las variables cíclicas internas acusan una disminución y Alemania, Inglaterra y China avisan caídas en sus economías. Para redondear el panorama, Estados Unidos apunta en la misma dirección.

Por eso ya es muy difícil negar que estamos metidos en una fase descendente y la pregunta es ¿continuaremos haciendo lo mismo, con la misma política económica, con la austeridad republicana como talismán blandida para todo?

Fue buena noticia que el Banco de México redujera la tasa de interés (es un poco más barato endeudarse e invertir en la economía real), fue una reacción, otra manera de ver las cosas, pero, obvio, no es ni lejanamente suficiente. Los demás actores, sobre todo el Gobierno, deben actuar distinto, rápido y masivamente.

¿En que debe cambiar? A mi modo de ver, en cuatro asuntos muy sustantivos que pueden marcar la diferencia entre vivir una crisis profunda en 2020 o un valle más o menos suave del que podríamos salir pronto. Todo depende de lo que hagamos.

En primer lugar, la inversión pública y la capacidad para ejecutar dicha inversión. Los montos que se propusieron para 2019 fueron descorazonadoramente bajos, tan bajos como el último año de Peña Nieto. Si este componente no asciende al menos un punto sobre el PIB, no tendrá efecto importante en el crecimiento global. Pero hay un problema previo: en qué y en dónde. Y es allí donde cobra sentido una de las frases preferidas del Presidente: la política va primero, claro, pero no la que cancela o ningunea, sino la que convoca, coordina y moviliza. Si no hay una recomposición, un nuevo consenso ­—como lo pide el documento 100 Propuestas para el Desarrollo, de la UNAM— en donde encuentre su lugar la inversión privada mediana y grande, vamos a seguir en el juego de las vencidas, donde hemos perdido demasiado tiempo.

Sé que pedir la reconsideración sensata del proyecto del aeropuerto internacional es demasiado, pero una recesión profunda en los próximos meses puede dar al traste con todo el sexenio. ¿No valdría la pena deshacer contratos corruptos y reconsiderar las etapas de construcción del aeropuerto, pero manteniendo lo invertido y desatando la inversión que ya estaba lista y sin embargo se congeló de repente?

Es mala idea inventarse un pleito con Banxico. Es mejor buscar una respetuosa coordinación. Esa institución debe velar por el control de la inflación, pero por fortuna, ha quedado probado que ahora tiene un campo de visión más amplio y que en la política monetaria existen márgenes que, a su vez, deben ser apoyados por la política fiscal y el gasto público.

En ese sentido, hay que restarle importancia a ese otro mantra y admitir que podemos vivir con un dólar más caro. Como lo demuestran todas las experiencias anti-recesivas de la década pasada, las devaluaciones preventivas bien llevadas y razonables, son palancas —entre otras— para construir salidas de las crisis.

Y México debe seguir empeñado en instrumentar otra política salarial. El aumento del salario mínimo de diciembre debe seguir su secuencia lógica, ordenada, para que su efecto en otras escalas salariales se siga sintiendo y el consumo popular se mantenga hacia arriba.

En suma: necesitamos un plan contracíclico. Lo necesita el Gobierno, su cacareada transformación y este pobre país que lleva todo el siglo XXI sin conocer lo que es el crecimiento.

ricbec@prodigy.net.mx

@ricbecverdadero