Opinión

Su precio en sangre

Su precio en sangre

Su precio en sangre

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

“Sufragio efectivo, no reelección”.

Francisco I. Madero (1873-1913)

El Artículo 83 de nuestra Constitución Política dice concretamente, que la reelección del presidente, bajo cualquier precepto, está absolutamente prohibida.

Este principio constitucional, visto a distancia, parece muy sencillo. Sin embargo, el camino que nuestra nación ha tenido que transitar para llegar al punto en que nos encontramos hoy, ha sido más que arduo y ha exigido sangre en lugar de sudor.

En el libro Derechos del pueblo mexicano: México a través de sus constituciones, el Dr. Manuel González Oropeza señala que en 1917 se aprobó el principio de no reelección como una necesidad y un legado del Movimiento Maderista de la Revolución.

La “no reelección” es la lucha de la Revolución Mexicana, y es hasta 1933, con el Gral. Plutarco Elías Calles, cuando esta pugna logra consolidarse.

El Dr. Oropeza dice que existen diferentes etapas en cuanto a la reelección presidencial. Una de ellas, comprende el periodo de 1843 a 1878, y es especialmente interesante por un par de episodios que además de violentos, son bastante paradójicos: aparece Porfirio Díaz al frente de dos movimientos revolucionarios: El Plan de la Noria en 1871 para oponerse a la reelección de Benito Juárez y el Plan de Tuxtepec de 1876, contra la reelección de Sebastián Lerdo de Tejada.

En 1920, Venustiano Carranza buscó imponer un candidato oficial para sucederle en la Presidencia. Álvaro Obregón no presentó ninguna objeción contra la idea de una reelección abiertamente en su favor. En palabras del Dr. González Oropeza, “tanto la imposición como la reelección cobró las vidas de los presidentes que las promovieron.” En 1920, Carranza es asesinado en sus sueños, mientras dormía en un jacal, por el Gral. Rodolfo Herrero. Obregón corre la misma suerte el 17 de julio de 1928, antes de tomar la protesta de ley como nuevo presidente de la República, el primero y único reelecto después de la Revolución.

Personalmente, creo que el principio de “no reelección” debe quedar en sus términos y no sólo para preservar su espíritu. El Artículo 83 es un triunfo que hemos conseguido a un precio muy alto.

La cuota de sangre ya la pagó el pueblo.