Opinión

Te vas, sin haber logrado pronunciar bien tu apellido

Te vas, sin haber logrado pronunciar bien tu apellido

Te vas, sin haber logrado pronunciar bien tu apellido

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La misma noche del sábado, el analista de Crónica Marcel Sanromà lo anticipó en su análisis sobre los resultados de las primarias demócratas en ­Carolina del Sur. “De entrada, podemos dar por casi seguro que el efecto Pete Buttigieg, está tocado de muerte”. Tenía razón, pero, quién hubiera dicho que iba a tirar la toalla un día después, sin ni siquiera esperar al ­Supermartes de mañana, con 14 estados en juego, entre ellos los dos más poblados y que aportan más delegados: California y Texas.

Quizá no deberíamos sorprendernos tanto, dado que todo lo que rodea a este joven exalcalde —cuyo apellido nadie pronuncia bien, excepto su marido y sus parientes lejanos de la isla de Malta— es sorprendente.

No sólo sorprendió su osadía al presentarse a la carrera presidencial siendo el más joven que lo ha intentado —tiene 38 años, tres más de los obligatorios para luchar por la Casa Blanca—, sino que sorprendió por ser el primer aspirante abiertamente gay y casado con alguien de su mismo sexo. Pero la mayor sorpresa de todas fue su victoria, contra todo pronóstico, en los caucus de Iowa, y días después, su segundo puesto en las primarias de New Hampshire, no muy lejos del gran favorito, el veterano senador Bernie Sanders. Ayer, el joven moderado Pete nos tenía reservada una última sorpresa: su propia renuncia, sin esperar al Supermartes, algo inaudito para un ganador en el estado que inaugura la campaña electoral en EU.

Por su culpa, el mito de Iowa se rompe en mil pedazos, porque la lectura de la victoria de Buttigieg en ese estado rural, y luego de su renuncia, casi un mes después, es que Iowa no ha marcado en esta campaña, ni probablemente marcará en las sucesivas la tendencia sobre quién ganará en verano la candidatura presidencial o quién ganará en noviembre las elecciones presidenciales. Y esto es así porque el voto blanco ha dejado de ser dominante, porque Estados Unidos es definitivamente más multirracial y más complejo que ese estado del medio oeste, blanco, poco poblado y muy poco radical, como es Iowa.

De hecho, las votaciones relevantes han sido las de los caucus de Nevada y las primarias de Carolina del Sur, porque ambos estados sí representan la realidad de Estados Unidos; el primero con fuerte presencia hispana y en el segundo con una fuerte minoría negra.

La derrota en Nevada era del todo esperada por Buttigieg, dado que las encuestas dejaron claro que el candidato favorito de los hispanos era el viejo Sanders, pero la derrota en Carolina del Sur fue más dolorosa y el joven aspirante hizo dos lecturas: la primera, que los negros (como los hispanos) no tienen el menor interés en él; y la segunda, que el momento come back kid de Joe Biden le deja noqueado justo cuando llega el Supermartes, el momento de la verdad.

En un combate cara a cara, Buttigieg podría ganar a la senadora Amy Klobuchar, pero luchar contra el exvicepresidente, favorito del establishment y crecido por su reciente victoria, era misión imposible. Con su renuncia, Buttigieg está reconociendo que, si la batalla final por la candidatura presidencial demócrata va a ser entre un aspirante radical y otro moderado, él no tiene las fuerzas suficientes para que gane el bando moderado.

Consciente de que su caudal de votos debe ser repartido entre cada vez menos aspirantes, Buttigieg dijo ayer en su mensaje de despedida que no se puede ganar la Casa Blanca con un candidato “que divida a la gente” o que esté “centrado en la ideología”. En otras palabras, el joven caído estaba tomando partido: cualquiera menos el “socialista” Sanders.

Pero el fenómeno Buttigieg podría tener escondido una última sorpresa que podría poner al joven Pete los pelos de punta: Sanders aparece como segunda opción predilecta de los seguidores de Buttigieg.

El miércoles después del Supermartes hablamos.

fransink@outlook.com