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Tener un sincrotrón en México multiplicará oportunidades para jóvenes: Víctor del Río

Nuestros científicos. Sería dotar al país de un instrumento que permitiría que no sólo 10 sino 5 mil científicos mexicanos entren al conjunto que genera el conocimiento de vanguardia mundial, añade el doctor en Manejo Estratégico y Educación por la Universidad de Melbourne, Australia

Nuestros científicos. Sería dotar al país de un instrumento que permitiría que no sólo 10 sino 5 mil científicos mexicanos entren al conjunto que genera el conocimiento de vanguardia mundial, añade el doctor en Manejo Estratégico y Educación por la Universidad de Melbourne, Australia

Tener un sincrotrón en México multiplicará oportunidades para jóvenes: Víctor del Río

Tener un sincrotrón en México multiplicará oportunidades para jóvenes: Víctor del Río

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

México es un país de jóvenes y corresponde a los mayores tomar decisiones para que esos jóvenes tengan las mejores oportunidades. Construir un sincrotrón en México no es un capricho para tener un elefante blanco, es dotar al país de un instrumento que permitiría que no sólo 10 sino 5 mil científicos mexicanos entren al conjunto que genera el conocimiento de vanguardia mundial.

Así lo explica a Crónica Víctor del Río Bello, doctor en Manejo Estratégico y Educación por la Universidad de Melbourne, Australia, y líder de estrategia del consorcio promotor del primer sincrotrón en México.

Un sincrotrón es un acelerador de partículas que genera un aro de luz más intenso que la luz que llega del Sol. Alrededor tiene varios laboratorios que usan esa luz para observar las características más ocultas de la materia y procesos químicos complejos en tiempo real. Sirve para la física, geología, química, biomedicina, arqueología y otras áreas del conocimiento. En México no se cuenta con esta instalación porque su costo supera los 500 millones de dólares.

En una conversación, vía Skype, desde Indonesia, Del Río explicó que todos los países con economías avanzadas cuentan con un sincrotrón y que, en Iberoamérica, España y Brasil ya tienen ese equipo.

“En Australia, donde trabajo, ya ni siquiera se cuestiona la utilidad de esta tecnología. En México no se entiende bien por qué es importante y me hace pensar en aquellas personas a las que les ofreces una computadora, pero quieren seguir usando una calculadora. Piensan que la computadora sólo hace cálculos y no entienden que también sirve para comunicarse, trasmitir datos y crear muchas cosas nuevas”, indica el mexicano, egresado de la UNAM y del Tecnológico de Monterrey, quien durante 14 años ha sido miembro de los comités de ética para la investigación científica de las universidades de La Trobe y Mcquarie en Australia. En ese periodo revisó la viabilidad de casi 800 proyectos científicos australianos.

“No se trata de comprar tecnología sólo por poseer tecnología sino de ligar el uso de esos equipos con la solución de problemas que sean prioridades nacionales y mundiales, por ejemplo, conocer los procesos de infección de la malaria o la bioquímica de la diabetes. Esos son problemas que afectan a millones de personas y que la tecnología puede ayudar a prevenir o a solucionar. Sin embargo, una debilidad de los científicos es que no saben explicar bien por qué su trabajo es importante para la población”, indica Del Río Bello, quien fue un genio precoz pues desde los 14 años aprendió y trabajó en programación en México, incluso codificando con Ceros y Unos, entre 1971 y 1972, con la compañía Phillips Electronics, en México.

HAY TALENTO. Nacido en la Ciudad de México, Víctor del Río estaba acostumbrado a hacer largos viajes desde la infancia, pues sus padres se divorciaron cuando él tenía dos años. Su papá se mudó a Tijuana, mientras que su mamá siguió viviendo en la capital del país, por lo que viajaba en camión 49 horas para estar en contacto con ambos. Luego, antes de cumplir 18 años, quedó huérfano de ambos padres, pero ya tenía independencia económica por sus habilidades como programador.

Trabajó como programador, analista y estratega en la empresa Proyectrónica, en el Banco de México, en la SEP y en el Colegio de Bachilleres, al mismo tiempo que estudiaba Sociología en la ENEP-Acatlán y luego maestría en Planeación y Políticas Públicas en el Tecnológico de Monterrey. Así aprendió íntimamente el significado de la palabra “estratégico”.

“La estrategia se usa para resolver un problema de manera eficiente con recursos siempre limitados. El sincrotrón es estratégico para México porque actualmente sí hay científicos del país que hacen estudios con estos equipos y son muy talentosos, pero deben esperar a que les den tiempo de uso de equipo en otros países. Pero si tuviéramos el equipo en México no serían sólo 10 investigadores sino 5 mil. Los ganadores del Nobel de Química de este año consiguieron sus hallazgos gracias al uso de un sincrotrón”, dice el mexicano que actualmente reside en Melbourne, donde está casado con la periodista australiana Erina Reddan y tiene dos hijas: Maya y Alena.

“Éste es un buen momento para México por tener una población principalmente de jóvenes y es nuestra responsabilidad explicarle a los gobiernos y a los empresarios que una iniciativa como la del sincrotrón no es parte de una visión de un sexenio; es un proyecto de Estado para dar independencia tecnológica y oportunidades a los jóvenes. Nuestro trabajo es explicar que los líderes enfrentan los problemas de hoy, pero los estadistas enfrentan los problemas de mañana. Yo, desde donde vivo miro a México y pienso que nuestro país cuenta con todo para llegar a ser una de las cinco potencias del mundo en pocas décadas”, concluyó Del Río Bello.