Metrópoli

Tlalpan, orfandad y la invención del tamal de verduras

Carmelita Rojas y su hija Alondra, de San Miguel Topilejo, han dedicado parte de su vida a la elaboración de tamales artesanales; todos los días elaboran alrededor de 80 tamales, los cuales se distinguen por su sabor y un toque casero.

Carmelita Rojas y su hija Alondra, de San Miguel Topilejo, han dedicado parte de su vida a la elaboración de tamales artesanales; todos los días elaboran alrededor de 80 tamales, los cuales se distinguen por su sabor y un toque casero.

Tlalpan, orfandad y la invención del tamal de verduras

Tlalpan, orfandad y la invención del tamal de verduras

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Carmelita Rojas Ramírez, es una residente de la localidad del pueblo de San Miguel Topilejo que se ubica en la alcaldía Tlalpan, al sur de la Ciudad de México. Originaria de Oaxaca ha dedicado parte de su vida a la elaboración de tamales artesanales. Ella y su hija Alondra, diariamente, elaboran alrededor de 80 tamales, los cuales se distinguen por su sabor y un toque casero.

A muy corta edad, el padre de Carmelita las abandonó a su madre y a ella, sin ningún recurso económico para sustentarse. Tras esto, la madre de Carmelita se convirtió en padre y madre, dejando a su hija al cuidado de su abuela. La infancia resultó bastante trágica pues años después su madre y su abuela fallecerían dejándola, ahora sí en definitiva, sola.

Pero la necesidad orilló a Carmelita hacer diversos trabajos, entre ellos la albañilería, aunque la cocina fue lo que siempre la llamó. Entró a un molino y aprendió a hacer platillos típicos como tlacoyos, sopes, tortillas a mano.

Buscando mejores ingresos, llegó a los tamales. “Uno de mis tamales favoritos, es de verduras, pues no he conocido a alguien más que prepare uno igual, yo soy la inventora”, comentó Carmelita en entrevista.

Desde de la preparación de harina nixtamalizada, la selección minuciosa de los ingredientes como verdolagas, hasta la carne de cerdo, pasando por la cocción en el anafre para dar un sabor singular, Carmelita invierte alrededor de seis horas en la elaboración de una tanda de sus tamales.

Sin un establecimiento fijo, todos los días sale de puerta en puerta a ofrecer sus deliciosos productos, los cuales tienen una alta demanda, pues a diario termina vendiendo hasta el último.

“Para mí, no es problema ir a la calle a ofrecerlos, con los años me he hecho de bastantes clientes, creo que me tardo más en prepararlos que en venderlos”, comentó.

Ella espera que esta tradición de elaborar tamales artesanales, pueda pasar de generación en generación. Hasta la fecha, ha compartido todos sus conocimientos con su hija Alondra y espera que su legado perdure.

Tlalpan tiene en la mira hacer de esta feria uno de sus distintivos pues, se asegura, la sazón local es capaz de conquistar el paladar de todos los capitalinos.