Opinión

Línea 12: sin empatía presidencial

Línea 12: sin empatía presidencial

Línea 12: sin empatía presidencial

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

LIC. JESÚS RAMÍREZ CUEVAS

DIRECTOR DE COMUNICACIÓN SOCIAL

PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA

To everything there is a season

A time to kill, a time to heal

A time to laugh, a time to weep.

The Byrds

A seguidores y ajenos siempre nos ha sorprendido la sagacidad de Andrés Manuel López Obrador para aprovechar las oportunidades políticas, imponer la agenda de discusión y distraernos de lo importante.

Está visto, sin embargo, que cuando se le presenta una crisis no tiene la menor idea de cómo conducirse, ni como líder social, ni como presidente. Las mañaneras del 4 y del 5 de mayo así lo demuestran.

La mañana del 4 de mayo, a unas cuantas horas del desastre de la Línea 12, lo único que hizo AMLO fue respaldar a la Dra. Claudia Sheinbaum. Ni siquiera dio el pésame a las familias o se condolió de los heridos.

El 5 de mayo fue peor. A los damnificados les concedió 27 palabras, ni una más. Desde luego, es a la Dra. Sheinbaum a quien corresponde informar –por ahora— del desastre; pero sale sobrando la reiteración de que la jefa de Gobierno de la CDMX “cuenta con todo nuestro respaldo, con todo nuestro apoyo, con toda nuestra solidaridad.” Todo eso es lo que les falta a los deudos, los heridos y los habitantes de la zona.

Cuando AMLO siente un golpe, de inmediato suelta manotazos a diestra y siniestra. Así que incluyó en su mañanera al villano del día: los medios de comunicación que dieron cuenta del desastre. Literalmente criticó: “el amarillismo en los medios

nacionales e internacionales es inevitable; (…) durante el periodo neoliberal en México y en el mundo fueron totalmente cooptados por los grupos de intereses creados”. ¿Acaso esperaba el presidente que los medios minimizaran la tragedia?

Luego AMLO retomó a sus punching bags de costumbre: “cada vez que un columnista de estos famosos nos cuestiona o un intelectual orgánico, Aguilar Camín, Krauze, nada más pienso en lo que recibían de dinero”. ¿Acaso cree que criticándolos disminuirá el tamaño del desastre? Desde 2009, los periodistas hemos citado los problemas de la L-12. ¡Hace 12 años! Cuestión de revisar las hemerotecas.

Para concluir la batalla del día, López Obrador criticó al candidato opositor, Adrián de la Garza (Nuevo León), por ofrecer “microcréditos para emprendedoras, becas para estudios superiores, un centro para la protección de víctimas de violencia de género y unas tarjetas rosas con 1.500 pesos bimestrales”. Para nada estoy por el triunfo de De la Garza, pero ¿acaso cree el presidente que tiene el monopolio de los apoyos sociales? Dicho sea de paso, esto le provocará otra denuncia ante el INE y ooootra vez se quejará de censura.

Si Andrés busca deslindarse del problema, va por mal camino. Queda claro que él no tuvo relación con construcción de la L-12, ni con su posterior “reparación”, pero de manera indirecta la tendría si fue omiso en brindar los recursos suficientes para su mantenimiento y constante corrección, so pretexto de la austeridad franciscana. O por preferir la lealtad de la directora del Metro, Florencia Serranía, por encima de la capacidad. O por pretender la infalibilidad de la 4T por encima de una investigación transparente. O por distraernos diariamente con banalidades en vez de lo importante.

Lo peor es que no va a cambiar. Su narcisismo no le permite la más mínima empatía. Se siente el Rey Sol y que todo gira a su alrededor. Tal vez por eso dejó Los Pinos y se fue a vivir a Palacio.

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