Uno de los personajes más sorprendentes en este sexenio es Miguel Torruco Marqués, secretario de Turismo de México, que ha dejado patidifusos a muchos de sus críticos y seguidores.

La primera fue en el marco del Tianguis Turístico, tras escuchar muchas voces de empresarios que insistían con la necesidad de invertir recursos públicos en pago de promoción de México (lo que fuera que entendían por promocionar), el presidente Andrés Manuel López Obrador destacó en su discurso cómo el Gobierno de México a través de la Sedatu y en coordinación con Sectur está invirtiendo en infraestructura en varios destinos turísticos como Acapulco, Puerto Vallarta, Solidaridad, Ciudad Juarez, Tijuana, entre otros, para el mejoramiento urbano, principalmente en las colonias más marginadas, haciendo notar que un buen sitio para la población local es un buen lugar para los turistas, siendo ésta una de las mejores estrategias para promocionar.

Al respecto cabe destacar que ésa fue una de las propuestas que Miguel Torruco ofrecía  durante la campaña “acabar con los infiernos de marginación que conviven con los paraísos turísticos”, como diría el Presidente “los compromisos se cumplen”: hoy, a estas ciudades se les apoya con su equipamiento, como drenaje, mejorando así la sanidad de la población; centros educativos de calidad que rescaten a muchos niños y adolescentes; mercados públicos para beneficiar la economía local; se atienden las causas de la violencia con centros deportivos, culturales, entre otros.

La segunda fue demostrar cómo la de­saparición del Consejo de Promoción Turística no sólo representaba un ahorro al erario sino que podía propiciar la articulación de acciones que permitieran darle mayor fortaleza a otro tipo de turismo que había sido desatendido y marginado durante años sin sacrificar aquellas acciones loables de particulares. Por ejemplo, la Fórmula Uno anunció que continuaría en México sin la necesidad de que el gobierno invirtiera para tener que aparecer en los promocionales del evento, aunado a ello la CDMX se verá beneficiada con empleos y la derrama que éste genera. Asumen, como todo empresario, los riesgos que conlleva su actividad sin tenerle que cargar la mano al gobierno, lo que cualquier empresario decente haría en cualquier país que se respete a sí mismo. Aunado a lo anterior se instaló el Consejo de Diplomacia turística con la SRE para canalizar acciones conjuntas con el sector empresarial, el sector turístico y las embajadas.

También se presentó esta semana el portal VisitMéxico, una plataforma digital participativa de los tres órdenes de gobierno y el sector privado, con un horizonte claro de la visión del turismo entendida como una herramienta de desarrollo sostenible y de reconciliación. En el video de presentación la narrativa iniciaba diciendo: “para nosotros éste es un lugar sagrado”, y continuaba “son bienvenidas todas las personas que tengan respeto por nuestra gente, por nuestras costumbres y tradiciones”… “el reto es que sean visitados estos sitios, pero que sean ordenados”. Justo de esto se trata el nuevo modelo turístico, un turismo que no sea voraz con el medio ambiente, sino que lo respete, que recuerde que México es un sitio sagrado y quien lo sepa honrar, tendrá una experiencia  que podrá transformar a cualquiera para siempre  en su  forma de ver y percibir la vida ya que en México hay una cultura viva y en ella perviven valores universales.

Finalmente, Torruco tiene por delante una serie de eventos y acciones en los que Sectur ha participado o participará como es el Tianguis Turístico de Pueblos Mágicos, la Cumbre Mundial de premios Nobel de la Paz en Mérida y la Publicación Programa de Ordenamiento Turístico General del Territorio con el que se desarrollarán múltiples acciones de sostenibilidad turística; en síntesis, los compromisos cumplidos en materia turística durante la 4T son dignos de presumir.

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