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Tres caminos difíciles, muy difíciles, pero no imposibles, para que Trump logre reelegirse

Cuatro años más del republicano en la Casa Blanca pasan porque las encuestas fallen, pero no necesitan fallar en todos lados. La clave reside en que el republicano logre retener Pensilvania, donde las encuestas siguen ajustadas. A partir de allí, todo es aún posible

Tres caminos difíciles, muy difíciles, pero no imposibles, para que Trump logre reelegirse

Tres caminos difíciles, muy difíciles, pero no imposibles, para que Trump logre reelegirse

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Queridos lectoras y lectores: Les prometemos que hemos aprendido de lo que ocurrió en 2016. Así que, aunque en estos momentos vemos cómo las proyecciones dan una abrumadora amplia probabilidad de victoria al demócrata Joe Biden -Fivethirtyeight la sitúa en un 89 por ciento, mientras The Economist la ubica en un apabullante 96 por ciento—, sabemos que debemos ser muy cautos, y considerar que Donald Trump tiene una opción real de lograr la reelección. O, en realidad, tiene varias opciones, o varios caminos. A continuación, repasamos cómo esto podría ocurrir.

1- Trump repite la sorpresa y arrasa

La posibilidad de que se repita exactamente el mapa electoral de 2016 es remota, pero no totalmente imposible. En realidad, el mapa de lo que sabemos y lo que dudamos se parece mucho hoy al que teníamos hace cuatro años, así que, para repetir el resultado de entonces, esencialmente, Trump tendría que ganar los 12 estados que podemos considerar que están en duda. Aprovecho para repasarlos rápidamente: Arizona, Carolina del Norte, Florida, Georgia, Iowa, Michigan, Minnesota, Nevada, Ohio, Pensilvania, Texas y Wisconsin. En todos los demás, damos el resultado por descontado.

Por ahora, las encuestas ponen por delante a Trump solo en Iowa -muy ligeramente— y en Texas, y sería una sorpresa que los republicanos cedieran ese estado, pero hay ahora más opciones que en las últimas cuatro décadas, gracias al aumento del voto latino. Así que, esencialmente, para que sucediera este escenario, las encuestas tendrían que fallar este 2020 incluso más que en 2016, porque ahora el margen de Biden, por ejemplo, en Michigan y Wisconsin, ronda los 8 puntos porcentuales, cuando Clinton llevaba entonces la delantera por 5 puntos. En este escenario, Trump se lleva también los dos votos electorales independientes en duda en Nebraska y Maine.

2- Trump conserva el sur, pierde el norte, y se salva gracias a Pensilvania

Aquí vamos a dividir el reparto de los estados clave en dos bloques: Trump gana Arizona, Texas, Florida, Carolina del Norte y pierde en el Cinturón del óxido; es decir, cae en Wisconsin, Minnesota, Michigan y, por supuesto, como parece escrito, en Illinois (que no se considera estado en duda). Pero en este escenario, Trump logra retener la presidencia gracias a Pensilvania, el estado del Cinturón del óxido más occidental y el que más ajustada prevé la elección de todos ellos. Las encuestas dicen que Biden lleva alrededor de 4 puntos de ventaja, una diferencia que, cómo aprendimos en 2016, es insuficiente para dar nada por seguro. Así que Trump podría ganar.

En este escenario, que es sin duda el menos sorprendente de los tres que planteamos, también damos a Trump los dos votos independientes en duda en Nebraska y Maine. Además, aquí debemos tomar en consideración que, en todo escenario que dependa de Pensilvania, lo más probable sería no conocer el ganador de las elecciones el mismo martes, pues el estado aceptará votos por correo remitidos hasta el mismo martes y puede tardar varios días en contarlos.

3- Trump pierde Florida y Arizona, pero logra el milagro en el Cinturón del óxido

De estos tres escenarios, este es, sin duda, el menos probable. Pero esto no significa que sea imposible. En esencia, el razonamiento es el siguiente: El aumento del voto latino, aunado al descontento con la retórica racista del presidente, le castiga severamente en estados donde este segmento del electorado crece; así, Biden logra ganar en Arizona, algo para nada descabellado, y Florida se decanta por un puñado de votos también por el demócrata. Sin embargo, y esto es esencial para que este escenario se pudiera dar, el aumento del voto latino en Texas no logra revertir cuatro décadas y media de tendencia republicana y Biden pierde por la mínima en ese estado.

En el otro lado del mapa, Trump logra lo que nadie espera, que su retórica del proteccionismo industrial logra mantener su credibilidad ante el electorado del cinturón del óxido. En este escenario, el voto oculto sería grande en estados como Wisconsin, Michigan, Ohio y Pensilvania, por el temor de quienes contestan las encuestas a verse ridiculizados por defender al mandatario pese a que en estos cuatro años no ha cumplido todas sus promesas de revitalizar la decaída industria de la región. Así, Trump se anota sorprendentes victorias en Wisconsin, Iowa, Minnesota -que en 2016 sí votó por Clinton—, Michigan, Ohio y por supuesto Pensilvania.

Otra variante parecida, y quizás ligeramente más plausible, sería que el republicano cayera, como se espera, en Minnesota, pero lograra hacerse con el triunfo en Nueva Hampshire, que algunas fuentes consideran que también es un estado en duda, donde la elección en 2016 la ganó Clinton, pero por poco. También damos al actual presidente los dos votos independientes en duda en Nebraska y Maine. Con este reparto, Trump lograría ganar exactamente los votos electorales necesarios. Ni uno más; ni uno menos.