AL CIUDADANO SIN COBERTURA DE SALUD:

+Nadie planea fracasar, pero

muchos fracasan por no planear

Sabiduría popular

Las prisas no son buenas consejeras, dice el refrán popular; algo que no parece estar en el repertorio del presidente López Obrador…

Una cosa es lo que un mandatario desea y otra es la realidad a la que se enfrenta. Así le ha ocurrido a AMLO con el INSABI.

En su análisis “Luces y sombras del INSABI”, la Conferencia Interamericana de Seguridad Social plantea los grandes obstáculos para que los servicios de salud mexicanos logren la cobertura universal satisfactoria que tanto anhela el Presidente y, para el caso, deseamos todos los mexicanos.

Primero que nada está la segmentación; es decir, que el modelo de seguridad social implantado hace casi ocho décadas con el IMSS y el ISSSTE se basa en la condición de ser o no empleado formal. Dicho sea de paso, esa también era la preocupación de Julio Frenk desde 1994, cuando ya tenía el proyecto de lo que sería el Seguro Popular casi diez años después. Vaya persistencia…

Otro obstáculo es lo que la CISS llama fragmentación del sistema de salud refiriéndose a que las distintas instituciones que dan servicio a los diversos sectores de la sociedad no comparten la visión de la salud nacional; mucho menos la operación de los servicios. Ello deriva en que cada institución cuenta con niveles de calidad y protección disparejos. ¡Imagínese usted, Frenk ya tenía ideado el SP!, pero le tomó alrededor de tres años desarrollar las reglas de operación, los protocolos, las pruebas piloto, etc., todo lo cual era indispensable porque era la vida de los usuarios lo que estaba en juego.

Ahora, en 2020, nos encontramos con que el Presidente simplemente dice “hágase” y espera que se haga. ¿No hubiera sido preferible que los responsables de Salud a nivel estatal y federal, así como los directores de los institutos, primero se hubieran puesto de acuerdo sobre cómo coordinarse antes de “extinguir” el SP? La prisa, la maldita prisa por instaurar la @4Transformación…

Pese al aumento en el gasto público en Salud durante el curso del siglo, éste sigue siendo insuficiente. Lo mismo puede decirse del padrón del SP, pues creció mucho, pero todavía hay por ahí 19 millones de personas sin afiliación por razones económicas. No tienen para pagar los 600 pesos anuales de cuota. ¿No hubiera sido preferible, en vez de empezar de cero con el INSABI, orientar el SP a esos desamparados? Me refiero a redoblar ahí el esfuerzo, pues el SP como quiera que sea, ya cubría 50 millones y en los tres niveles. Pero la prisa, la persistente prisa lopezobradorista…

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