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Un té horripilante lo llevó a desarrollar la frambuesa antitabaco

Comenzó a entender que las propiedades de la frambuesa eran adecuadas para calmar la ansiedad.

Un té horripilante lo llevó a desarrollar la frambuesa antitabaco

Un té horripilante lo llevó a desarrollar la frambuesa antitabaco

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Hace 15 años, el investigador Santiago Filardo Kerstupp se quejaba de una gripe pavorosa acompañada de tos. Se sentía mal y, le quedaba claro, la responsabilidad era a que fumaba una cajetilla y media de cigarrillos al día.

Una tarde que visitaba el hidalguense Valle del Mezquital se encontró con doña Manuela, una conocida que, como el investigador también sabía de propiedades de plantas. “Oiga, yo ya lo veo muy mal. Le voy a dar un té para que ya deje de fumar”, le dijo la mujer.

El investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo aceptó el menjurje y cuenta que se tomó el té con fe, pero sabía mal,  raro, “sabía horripilante”.

“Yo fumaba mucho, tenía hasta los dedos amarillos, también los dientes. Me tomé el té que no sabía de qué era. Me comencé a sentir… raro, no me lo terminé”, recuerda.

Pero decidió investigar hasta dónde ese líquido podía ser útil para dejar de fumar. Decidió analizarlo, investigar qué medio usaba doña Manuela para combatir el tabaquismo.

Al día siguiente, el investigador (nacido en el territorio alemán de la posguerra, de allí el apellido, pero registrado desde bebé en México) se dirigió con el menjurje a la Universidad Autónoma de Hidalgo, donde trabajaba y sometió el líquido a análisis profundo. Descubrió algo que lo dejó impactado.

“El té contenía siete alcaloides, peyote y mariguana incluidos, entre otros, pero había una sustancia del que no identificaba sus características. Insistí en saber qué era, y al final descubrí que era frambuesa”.

Comenzó a entender que las propiedades de la frambuesa eran adecuadas para calmar la ansiedad. Con sus investigaciones logró llegar a desarrollar un polvo con ese sabor y tomó a algunos amigos fumadores como conejillo de indias, quienes comenzaron a sentir los beneficios de disolver el polvo en agua y beberlo. Fue el inicio de la distancia con los cigarrillos y con la nicotina.

El doctor investigador en retiro Santiago Filardo dio a conocer su descubrimiento y su polvo (del que ya tiene patente) en la Cámara de Diputado, al inaugurar los Jueves de Ciencia, Tecnología e Innovación, jornadas impulsadas por la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados.