Opinión

Una barbacoa muy cara

Una barbacoa muy cara

Una barbacoa muy cara

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Al presidente López Obrador le gustan los mensajes simbólicos. También en eso se parece a los antiguos priistas. Más que explicaciones y datos, prefiere ofrecer imágenes o frases alegóricas. Con ellas intenta desplegar una pedagogía política en donde no importan tanto los conceptos como las actitudes. O, dicho de otra manera, se trata de una política respaldada en desplantes y no en razones.

A ese género pertenece la fotografía que López Obrador difundió el viernes 20 de diciembre. El día anterior la secretaria de la Función Pública había informado que Manuel Bartlett no cometió falta alguna cuando omitió en su declaración patrimonial las propiedades inmobiliarias de sus familiares.

Cinco sonrientes personajes miran a la cámara sentados a la mesa en un restaurante en Santiago de Palmillas, Querétaro, después de hacer una visita a la central eléctrica vecina de esa localidad. La secretaria de Energía, Rocío Nahle, se encuentra en la cabecera y está flanqueada por el presidente López Obrador y por el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, Santiago Nieto. Junto a cada uno de ellos se encuentran el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, y Manuel Bartlett.

El mensaje es inequívoco: el presidente defiende y protege a Bartlett precisamente mientras proliferan los cuestionamientos a la decisión de la Función Pública que lo exoneró. Con los amigos no solamente hay justicia y gracia sino también, faltaba más, se comparten las sonrisas y una barbacoa.

La presencia del gobernador Domínguez, de la secretaria de Energía y del propio Bartlett son explicables después de visitar una planta eléctrica en Querétaro. En cambio, la inclusión de Nieto en esa gira de trabajo resulta inopinada. López Obrador, Domínguez y Bartlett están ataviados con gruesas chamarras. La secretaria Nahle lleva un suéter. Nieto va de saco, sin corbata, en contraste con los atavíos de sus acompañantes que se prepararon para el frío queretano.

Santiago Nieto es el responsable de investigar operaciones con recursos ilícitos y su trabajo es determinante en el combate a la corrupción. Aunque nació en la Ciudad de México vivió y estudió en Querétaro y se le ha mencionado como posible interesado en la gubernatura de ese estado que se renovará en 2021. Pero su repentina incorporación en esa gira implicó un respaldo adicional para Bartlett.

Un reportaje de la periodista Arelí Quintero, difundido en el portal de Carlos Loret de Mola, señaló a fines de agosto que la familia del director de la Comisión Federal de Electricidad tiene al menos 25 residencias que han sido adquiridas en años recientes y no están mencionadas en la declaración patrimonial de ese funcionario. Algunas de esas propiedades fueron adquiridas a precios inferiores a su valor comercial. Varias de ellas están escrituradas a nombre de la señora Julia Abdalá Lemus, pareja de Bartlett desde hace dos décadas y otras son de los hijos de ese exgobernador de Puebla. Según dicha investigación periodística, los inmuebles de la familia Bartlett valen más de 800 millones de pesos.

La secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, en respuesta a varias denuncias formales presentadas a partir de ese reportaje, presentó un informe debatible y superficial. El origen de los recursos para comprar esas propiedades no fue investigado. Tampoco se establece si el licenciado Bartlett recibe ingresos por el usufructo de tales inmuebles. Simplemente, se buscó justificar la ausencia de esas propiedades en su declaración patrimonial.

El argumento principal de la SFP para considerar que Manuel Bartlett no tiene responsabilidad sobre los bienes de la señora Abdalá es la ausencia de una relación formal entre esas dos personas. No están casados y, según la Función Pública, no hay entre ellos una relación de concubinato. Para llegar a esa conclusión el informe de la Dra. Sandoval cita el Código Civil para el Distrito Federal, que indica entre concubinas y concubinarios hay derechos y obligaciones recíprocos “siempre que sin impedimentos legales para contraer matrimonio, hayan vivido en común en forma constante y permanente por un período mínimo de dos años”.

La SFP incurre en dos faltas al apoyarse en esa disposición. La que ofrece el mencionado Código es la caracterización para establecer responsabilidades jurídicas mutuas entre quienes mantienen una relación de concubinato. No se trata de una definición de concubinato, que es la relación marital de dos personas que no están casadas. En ningún sitio se precisa que esa relación marital implique forzosamente compartir el mismo domicilio.

El Código Civil, por otra parte, dice que el concubinato ocurre cuando hay “vida en común”. Para la SFP ese requisito significa que la pareja habite en el mismo domicilio. El Lic. Bartlett y la señora Abdalá “no se encuentran en el supuesto de concubinato pues no reúnen el requisito de vivir juntos en el mismo inmueble por más de dos años”. La vida en común, sin embargo, puede tener variadas modalidades y espacios.

La SFP reconoce que la señora Abdalá es “pareja sentimental” del exsenador Bartlett y el empeño argumental del documento que presentó la secretaria Sandoval está dedicado a demostrar que eso no implica una relación de concubinato. De esa forma, se mantienen las reservas que pudieran existir sobre la adquisición de 25 inmuebles y por lo tanto sobre el enriquecimiento de la familia Bartlett.

Si hay o no conflicto de intereses o ausencias sancionables en la conformación de ese patrimonio, o en la información que Bartlett estaba obligado a proporcionar, son asuntos que la SFP no resolvió. En donde sí hay conflicto es entre las opiniones que en tiempos nada lejanos tenía la doctora Sandoval acerca de las declaraciones patrimoniales y sus requisitos y las apreciaciones que sostiene ahora desde la Función Pública.

La doctora Sandoval ha cuestionado con severidad las inconsecuencias e insuficiencias de gobiernos anteriores en materia de transparencia. La obligación de los principales funcionarios para presentar declaraciones patrimoniales, anunciada en enero de 2013 por el presidente Enrique Peña Nieto, fue juzgada más tarde por ella como “un ejemplo que captura de forma ostensible la transparencia que sirve a las relaciones públicas… El problema fue que tales declaraciones tuvieron la peculiar característica de no contener información alguna acerca de sus propiedades… Cuando los documentos supuestamente ‘auditados’ fueron hechos públicos, todo lo que se encontró en ellos fueron los montos de sus salarios mensuales, los cuales son de por sí información pública, así como una lista de casas y otras bienes raíces (cinco terrenos, joyas y obras de arte) pertenecientes a los importantes funcionarios públicos… las versiones públicas de estos documentos no transparentaban ninguna información sobre el valor o ubicación de los bienes raíces, ni sobre sus estados financieros u otro tipo de información relevante. Tampoco se hizo pública información alguna acerca de la situación patrimonial de sus familiares o allegados políticos” (“Hacia un proyecto ‘democrático-expansivo’ de transparencia”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales No. 219, septiembre - diciembre de 2013, UNAM).

La hoy secretaria Sandoval consideraba en ese artículo académico que “la lucha por la rendición de cuentas” debe incluir “la protección efectiva a los periodistas valientes y a los vigilantes ciudadanos que se atreven a desafiar el sistema de impunidad y privilegios tan profundamente arraigado en México. De no ser así, cualquier institución o reforma que se promueva, corre el riesgo de ser cooptada y controlada por los mismos actores a los cuales pretende vigilar y regular”. Sin embargo, la secretaría a su cargo ha acosado a periodistas que hacen denuncias, como le sucedió a Carlos Loret de Mola, a quien hace dos meses la SFP le exigió que entregara copias certificadas de los documentos en los que se apoyó para denunciar acciones de corrupción en Pemex durante el sexenio pasado.

La foto en Palmillas comunica con toda claridad el espaldarazo a Bartlett pero dice mucho más. Las expresiones de alegría de los cinco comensales así fotografiados permiten recordar la pregunta en verso que Mario Benedetti le hacía a un sonriente ministro y que, musicalizada, fue cantada por Nacha Guevara. Las sonrisas en Palmillas no se debían al frío, ni al sabroso consomé de barbacoa. Son gestos para la foto pero, en el contexto de los días recientes, se trata de sonrisas que responden a los señalamientos sobre Manuel Bartlett y a la declaración de la SFP que lo benefició.

El menosprecio a denuncias sobre posible enriquecimiento irregular, el retorcimiento de las normas (bastará que los funcionarios y sus parejas tengan domicilios distintos para eludir reglas de transparencia y de responsabilidad pública), la derogación en la práctica del combate a la corrupción, serán recordados gracias a esa emblemática fotografía. Aquella barbacoa saldrá muy cara.

Raúl Trejo Delarbre

trejoraul@gmail.com

Twitter: @ciberfan