Opinión

Universidad Autónoma Metropolitana: aspectos estructurales

Universidad Autónoma Metropolitana: aspectos estructurales

Universidad Autónoma Metropolitana: aspectos estructurales

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
Francisco Flores Pedroche*

Una Universidad debe tener presencia, permanencia y continuidad, lo que le otorga vigencia en el tiempo. La UAM aseguró, desde hace mucho, su presencia gracias a los aspectos estructurales contemplados en su Ley Orgánica, que le confieren una particularidad ausente en el panorama de la Educación Superior en México. Algunos de ellos son compartidos por otras Instituciones de Educación Superior (IES), otros en cambio son privativos de la UAM, pero en conjunto, forman una estructura sólida que asegurará su persistencia; si es que la comunidad se compromete a consolidar los aspectos torales de su fundación. Otras características de la UAM emergieron gracias a la participación de la comunidad al generar un Reglamento Orgánico y legislaciones adicionales a través de los años.

El factor estructural más importante, a fortalecer y defender, es su carácter autónomo, que junto con la condición pública y una política de financiamiento adecuada y sana le otorgan independencia en su gobierno y decisiones. Sin embargo, de nada sirve contar con la autonomía y la condición federal si no hay el financiamiento suficiente y oportuno para su desarrollo cotidiano. ¿Cómo lograr la independencia financiera de la institución aun estando sometida al Estado?

El espíritu de su objetivo común, en lo referente a las “necesidades de la sociedad” entra en conflicto, o parecería contraponerse, a lo planteado también en la Ley Orgánica sobre “atender los problemas nacionales” ¿Qué bando tomar cuando la sociedad se enfrenta al ambiente o a la Naturaleza?

El momento que vive nuestra Universidad requiere de una reflexión profunda, por parte de toda la comunidad en su conjunto, sobre qué aspectos preservar (presencia), cuáles de ellos adecuar (permanencia) y cuáles innovar (continuidad) para hacer de esta casa, una casa abierta al tiempo que sobreviva por muchos años más.

En este documento consideraremos algunos elementos fundamentales reconocidos como los que caracterizan al modelo UAM, con algunos comentarios del que esto escribe, con el objetivo de iniciar la reflexión arriba mencionada.

Sustentos de la organización.
Una legislación de facultades expresas, que establece con claridad lo que se puede y no se puede hacer, da por un lado seguridad, pero también fuerza a su modificación continua que garantiza, en el mediano plazo, vigencia en todo momento. Uno de los atinados supuestos de la legislación, en este sentido, es la serie de pesos y contrapesos establecido por la distribución de competencias, funciones y facultades entre los órganos personales y los colegiados; estos últimos, con representación de los diferentes sectores: profesores, alumnos y trabajadores, junto con las “autoridades". Estos pesos y contrapesos son determinantes en algunas de las decisiones de la Institución. Sin embargo, un elemento parte de este sistema y que comúnmente está en discusión es el carácter de no reelección de los órganos personales ¿Cómo asegurar la permanencia de programas y acciones a mediano y largo plazo sin que el relevo de autoridades inicie acciones en sentido contrario a las ya consideradas?

Por otro lado, Unidades Universitarias que deberían de estar coordinadas, y según el espíritu, especializadas a través de sus funciones, planes y programas, en ciertas orientaciones cultivadas por los integrantes de la Institución como: la investigación, la profesionalización y el servicio, se ha desdibujado gracias a la aprobación, en su momento, de un tabulador fuertemente orientado a la publicación de resultados en revistas científicas. La intención de equidad en el número de profesores y alumnos en cada una de ellas también ha sido materia de enfrentamiento al interior y entre las Divisiones.

Pilares del modelo académico.

Dos pilares parecen ser los más importantes a tratar: la condición mayoritaria de Profesor de tiempo completo que conjunta la investigación con la enseñanza —no confundir con la figura de Profesor-investigador, introducido en la reforma al RIPPPA hasta 2003 (sólo en la exposición de motivos, mas no en el articulado) y en el Reglamento de Programas de Investigación de 1991—, y que confunde tanto a profesores como a trabajadores y alumnos, pues se convierte en la antítesis del profesor-docente, figura inexistente en nuestra legislación. La idea de un profesor de tiempo completo o de carrera, refiere al perfil integrador del personal académico de nuestra Institución, incluyendo la preservación y difusión de la cultura. Es importante recuperar este espíritu para no sostener la idea de que una figura es más relevantes que otra.

El segundo se dirige hacia la departamentalización con la idea de que en los Departamentos se finca la investigación disciplinaria y en las Divisiones el cuidado de la Docencia. La experiencia y la actualidad nos han demostrado que esta idea debe corregirse hacia entidades en donde se vinculan quehaceres, orientaciones y campos de conocimiento. La interdisciplinariedad, considerada en la Ley Orgánica, se opone a esta organización rígida y desarticulada. La costumbre impuesta de que profesores e instalaciones deben sólo compartirse entre los miembros de un Departamento o que es mejor agrupar a los profesores por Departamentos o Divisiones reduce la colaboración, inhibe la creatividad y potencializa la formación de grupos de poder.

Columnas del modelo educativo.

La Ley Orgánica contempla la enseñanza con posibilidades de tiempo completo y medio tiempo, al igual que con turnos diferenciados. Con una decisión expresa de fomentar la formación extraescolar y con un elemento fundamental, que permite incorporar tempranamente al alumno al campo laboral, la inexistencia de Tesis como en otras IES. Elemento que se ha ido perdiendo y cediendo ante la presión de sectores de académicos que consideran visiones diferentes.

Otros elementos de discusión son la permanencia del sistema trimestral, la existencia de troncos comunes, el ingreso por selección y la ausencia de un sistema escolarizado que contemple instancias de educación media superior vinculadas a la UAM.

En 1985, y a través de las políticas operativas de docencia, el Colegio decidió privilegiar la participación activa de los alumnos en el proceso de enseñanza aprendizaje y fortalecer el vínculo docencia-investigación; así como textualmente “la concurrencia disciplinaria, identificada como la colaboración e intervención de diversas disciplinas en el tratamiento integral de una situación problemática” aspecto este último que no se ha podido alcanzar.

El gran ausente: Preservación y difusión de la cultura.

Aunque en las políticas generales de docencia se establece que es necesario propiciar que los alumnos aprecien y cultiven las artes en sus diversas manifestaciones, como parte indispensable de su formación universitaria, la cultura en general ha quedado relegada quizá por las necesidades presupuestarias tan diferentes entre la docencia e investigación y ante la falta de prioridad por parte de las diversas administraciones.

* Profesor-investigador del Departamento de Ciencias Ambientales de la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana