Opinión

Uso del gobierno digital como herramienta para construir confianza y reducir inequidad

Uso del gobierno digital como herramienta  para construir confianza y reducir inequidad

Uso del gobierno digital como herramienta para construir confianza y reducir inequidad

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

* Autor: Edgar E. Ramírez de la Cruz, director de la División de Administración Pública, CIDE

A  mediados del siglo XX, el concepto de Ciudades Inteligentes o Smart Citiesse volvió relevante como respuesta sociotecnológica, arquitectónica y económica a la búsqueda de una mejor gestión urbana. En la lógica de las Ciudades Inteligentes, las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) deben utilizarse para mejorar el acceso a servicios públicos y privados, reducir la huella ecológica e incrementar la calidad de vida de las personas. Así, las Ciudades Inteligentes buscan ser una plataforma tecnológica que contribuya a la interacción entre gobiernos y ciudadanos, con el fin de promover la equidad social y la participación.

La adopción del gobierno digital o electrónico ha sido global, lo que ha ayudado a generar una prestación más eficiente y efectiva de servicios, además de haber cambiado el rostro y los procesos de la gestión pública. La inversión en nuevas tecnologías e infraestructura, la reorganización de las estructuras de los gobiernos y la creciente provisión de datos abiertos han sido componentes de esta transformación. Adicionalmente, el gobierno electrónico también se ha visto como un medio para aumentar la transparencia, la apertura, el compromiso ciudadano y la participación. A nivel mundial, la adopción de tecnología digital y el suministro de datos abiertos han contribuido a mejorar la democracia electrónica, movilizar a los ciudadanos y fomentar la organización comunitaria con el fin de combatir las desigualdades sociales, aunque el proceso no ha sido fácil.

En países en desarrollo, como México, el uso de la tecnología y la creación de Ciudades Inteligentes están destinados a convertirse en instrumentos de política pública centrados en reducir las brechas en la prestación de servicios públicos de calidad y promover un acceso más equitativo de diferentes sectores de población en las decisiones públicas. Sin embargo, el enorme potencial del gobierno digital para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en nuestro país permanece aún sin desarrollarse a plenitud. Como en muchos otros países, aunque algunos servicios y organizaciones gubernamentales se han transformado a través de las TIC, la experiencia de México con el gobierno digital es limitada debido, en parte, a las barreras existentes para la participación ciudadana, la corrupción, la falta de transparencia de algunas organizaciones públicas, así como a una cultura de desconexión entre las organizaciones comunitarias y las agencias gubernamentales.

A pesar de que México se ha convertido en uno de los países pioneros en hacer que los datos del gobierno sean accesibles al público, aún no hemos logrado que esto tenga un mayor impacto en el bienestar económico y social de la población. Si bien la publicación de datos marca una etapa inicial importante hacia una gobernabilidad electrónica efectiva, aún existen serios desafíos para involucrar a los ciudadanos en el uso de los datos abiertos y en el trabajo eficaz con los gobiernos (sobre todo locales) para generar nuevas formas de resolver los desafíos sociales, ambientales y económicos a los que nos enfrentamos. La política nacional sobre esta materia prevé que los datos abiertos se utilicen no sólo para mejorar la prestación de servicios públicos y la eficiencia, sino también para fomentar la confianza entre los ciudadanos, a fin de que puedan lograrse los objetivos de combatir la corrupción y aumentar la participación pública. A pesar de ello, estas metas del gobierno digital han sido objeto de menor atención por parte de las autoridades.

Dado este panorama, desde hace casi un año el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y la Universidad de Strathclyde, en Glasgow, Reino Unido, se encuentran colaborando en un proyecto de investigación conjunto que se basa en la experiencia de la ciudad de Glasgow como Ciudad del Futuro. A través de este proyecto se pretenden identificar las formas en que las ciudades mexicanas podrían superar las barreras para la adopción de estrategias de gobierno digital, así como reconocer los beneficios sociales que se podrían obtener a través de una participación ciudadana más activa en nuestro país.

Glasgow es una ciudad exitosa y un ejemplo en el uso de la tecnología para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, haciéndola más inteligente, segura y sostenible. Para lograrlo, la ciudad cuenta con el apoyo de los sectores público, privado y académico, además de expertos en el desarrollo y uso de tecnología de frontera, comprometidos en la resolución de los problemas cotidianos de la ciudad, en diferentes áreas como la movilidad, la seguridad pública, la salud y las fuentes sostenibles de energía. Todos estos actores se agrupan en un Concejo de Estrategia Tecnológica, cuyo principal programa es el Demostrador de Ciudades del Futuro (Future Cities Demonstrator). La ciudad también cuenta con el programa Digital Glasgow, que forma parte de la estrategia del ayuntamiento para desarrollar formas innovadoras de establecercomunicación con organizaciones comunitarias y del tercer sector, junto con otros organismos del sector público y privado. Este programa combina el desarrollo de infraestructura y habilidades para garantizar que existan beneficios sociales y ambientales locales, y para mejorar las ventajas competitivas de la ciudad.

Dada la lucha global para avanzar en el abordaje de las desigualdades sociales a través del gobierno digital y electrónico, el proyecto de investigación CIDE-Strathclyde es un primer paso para transferir y ampliar el conocimiento sobre la participación electrónica en las ciudades mexicanas, y mejorar la transparencia en la toma de decisiones de política en los gobiernos locales urbanos. Hasta ahora, el proyecto de investigación ha logrado que investigadores mexicanos adquieran más conocimientos sobre gobierno electrónico y Ciudades Inteligentes en el Instituto para las Ciudades del Futuro (ICF) de la Universidad de Strathclyde, así como a través de diferentes entrevistas y conferencias con funcionarios locales de Glasgow.

El intercambio entre ambas instituciones también ayudará a desarrollar una agenda de investigación futura. Más allá de los resultados específicos de esta colaboración inicial, la intención es identificar nuevos proyectos de investigación que lleven las ideas de esta propuesta a un programa activo de compromiso con los ciudadanos y los gobiernos de las ciudades mexicanas, a través de esfuerzos y financiamiento conjuntos entre el Reino Unido y México. El objetivo es apoyar a México en su esfuerzo por aprovechar los beneficios de la tecnología inteligente, asumiendo que una mayor participación de los ciudadanos es fundamental para proporcionar una gobernanza inclusiva y para formar una noción compartida de bienestar y calidad de vida.