Opinión

Venezuela, prueba de fuego para la diplomacia mundial

Venezuela, prueba de fuego para la diplomacia mundial

Venezuela, prueba de fuego para la diplomacia mundial

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El conflicto de Venezuela sigue escalando a tal grado que ya una gran parte del mundo se ha dividido por la postura que cada nación ha tomado en torno a un problema no visto en América Latina desde octubre de 1962 con la crisis de los misiles en Cuba.

Y aunque pareciera exagerada la comparación de estos dos países, es real, ya que pocos recuerdan que, apenas en diciembre del año pasado, es decir, a no más de un mes, se registró una visita de dos bombarderos nucleares rusos a Venezuela, con el fin de realizar maniobras en la zona, acción que por cierto fue vista por analistas como la preparación de Moscú para instalar una base militar en ese país sudamericano.

Para entender el conflicto debemos tener en cuenta que el fondo del problema obedece a intereses económicos más que políticos o sociales, toda vez que Venezuela está considerada como la nación con la mayor reserva petrolera en el mundo después de Arabia Saudita, pues se estima que el país sudamericano cuenta con casi 400 mil millones de barriles de petróleo, dentro de la llamada faja petrolífera del Orinoco, riqueza que, sin duda, está siendo la manzana de la discordia, lo que representa también una prueba de fuego para la diplomacia en varios países que cuentan con nuevos gobiernos, como Brasil o México por poner algunos ejemplos.

Por ello es lamentable que la población de toda una nación esté padeciendo pobreza y carencias como en estos momentos los vive Venezuela, aun cuando en su caso, por tanta riqueza que tienen, podrían ser el país próspero de Latinoamérica, si no fuera por los gobiernos que han tenido a partir de 1999, calificados por muchos como dictatoriales; y lo peor es que aún existan quienes los apoyan, de ahí la importancia del papel que juega la comunidad internacional.

Lo bueno es que, por el compromiso con la población, ya varios países se han expresado en contra del régimen de Nicolás Maduro, pues no pueden ser ajenos a este conflicto, creado, entre otros actores, por el régimen chavista y aquellos que desean una tajada de ese codiciado pastel llamado Venezuela, lo que mantiene sumida en una grave crisis humanitaria a toda una población.

Por ello, es lamentable que muchos no entiendan que la solidaridad con el pueblo de una nación no atenta contra ningún principio constitucional ni mucho menos contra la doctrina Estrada, promulgada en 1930 y que ha inspirado a muchos tratados en política internacional respecto a la libre autodeterminación de los pueblos, por lo que aplicar esta doctrina para todo equivaldría a no ser parte de la ayuda humanitaria que se envía a cualquier país del mundo que sufre algún desastre natural por aquello de “la no injerencia en los asuntos internos de otras naciones”.

En este orden de ideas es aplaudible que los principios diplomáticos de las naciones no ignoren la situación venezolana, por lo que ojalá México se sume al llamado que le hace Juan Guaidó en contra del régimen dictatorial de Nicolás Maduro, ya que el permanecer ajeno a lo que pasa ahí dentro alimenta a un régimen que ha hecho muy poco por su país.

Y es justamente la negligencia de este gobierno lo que le ha ganado el repudio de sus propios gobernados, de los países vecinos y, como hemos visto, ya también de la comunidad internacional que no está dispuesta a seguir avalando la autodeterminación de Maduro y su grupo creado por Hugo Chávez que en lugar de preparase para un diálogo, alistan a sus tropas como un acto de advertencia hacia la oposición y por ello, varios intelectuales aseguran que la no solidaridad de nuestro país con los venezolanos hace que México esté perdiendo su lugar en la historia de Latinoamérica, a la que pertenecemos y con la que compartimos, además del idioma, problemas de desarrollo, pobreza y de educación, problemas que, por cierto, podrían quedar atrás si nos unimos todos los países por una región más prospera y segura, más democrática y solidaria.

Twitter: @julioc_moreno