Opinión

Viaje al pasado con la Cuatroté

Viaje al pasado con la Cuatroté

Viaje al pasado con la Cuatroté

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

“La rama holandesa de Amigos de la Tierra (dice el 26 de mayo una nota del diario español El País) gana una demanda histórica contra la multinacional petrolera por contaminar, vulnerando con ello el derecho a la vida y a la vida familiar”.

El caso es que en los Países Bajos se ordena a Shell reducir sus emisiones de dióxido de carbono. ¿Qué tal? En Holanda se intenta a toda costa apoyar al golpeado medio ambiente. Incluso ahora construyen casas sustentables en los ríos, no hay perros ni gatos callejeros porque todos tienen dueño, están vacunados y son felices, como sólo ellos pueden serlo, que es un grado de felicidad constante mientras tengan un amo cariñoso.

Mientras tanto en México, el presidente López Obrador exhibe orgulloso su logro de haber comprado la otra mitad que faltaba adquirir de la refinería texana de Deer Park. La otra mitad la adquirió Carlos Salinas Gortari cuando era presidente de México (para más y precisa información los remito al artículo de Jonathan Ruiz Torre en El Financiero del 26 de mayo). ¿En qué quedamos, somos o no neoliberales?

En principio, al presidente de México el problema ambiental que afecta al mundo entero no parece hacerle mella. Él se regocija con la construcción de la refinería Dos Bocas y quisiera convertirse en Lázaro Cárdenas, cuando en 1938 nacionalizó al petróleo. Las energías limpias le importan un demonio. Es más, le parecen horribles. México, por lo tanto, le apuesta a las energías fósiles. El mundo, mejor dicho, nuestro país, se congeló en 1970. ¿Y qué? Nuestro país debe rendirse ante los transformers, que, en realidad, son una vuelta al pasado comme il fault y por eso se le apuesta al petróleo.

En los Países Bajos la situación es distinta, se ha legalizado hasta la eutanasia. Aquí se desconfía de la academia (bola de privilegiados inútiles), de los intelectuales chayoteros que reciben dinero de una mafia en el poder que ya no está en el poder, finalmente de cualquiera que haya obtenido la licenciatura en no importa qué disciplina y de allí para arriba. El pueblo debe ser el factótum que apoye a la Cuatroté y la realidad, la verdadera. Y Andrés Manuel López Obrador es la voz del pueblo, faltaba más, de él emana la sabiduría simple y bíblica.

El derecho a la complejidad, al pensamiento filosófico, al astrofísico no son fundamentales, aunque en México viajemos en una máquina del tiempo que nos lleva a un pasado acorde con el presidente. Clases medias barbajanas e inútiles ¿ya compraron su vocho? ¿Beatles vs. Clearwater Revival? “Viaje ahora y page después”.

Ah, pero esto último no, porque nos degradaron en la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos. Chin, nos dieron una calificación negativa, que al presidente no le preocupa. Él a lo suyo, a Dos Bocas, Santa Lucía (¿entendí bien y ahora podemos volar del aeropuerto Benito Juárez a Toluca o aluciné?) y al Tren Maya.

Mientras tanto, que Alfonso Durazo se las arregle con sus propiedades no declaradas. A ver si no le ocurre como a Irma Eréndira que cayó de la gracia del Supremo, como le dice Guillermo Sheridan al primer mandatario. Muy vergonzoso que los actores secundarios de la Cuatroté sean riquillos y no representantes del pueblo llano, del que tomaba la Línea 12 del Metro.

Yo sí soy representante porque pago renta, aunque sea académica. Acaso para el Supremo, podría yo irme a un minúsculo departamento cerca de Cabeza de Juárez, comprarlo con la ayuda del Fovissste y dejar de quejarme. ¿Y dónde meto la biblioteca mía y de mi finado marido? ¿Y mis dos perros amados recogidos de la calle y amores de mis amores? ¿Me perdonará el Tlatoani o tampoco tiene por qué saberlo todo?

Yo digo que mejor atienda la violencia brutal que rodea a los candidatos de las diferentes tendencias en los comicios que se harán efectivos el 6 de junio. Entre cárteles y contrincantes van a terminar con todos. Les recomiendo el artículo de Sergio Aguayo del diario El Reforma de este miércoles 26 de mayo: aterrador.

Ya que Andrés Manuel López Obrador insiste en una vuelta al pasado, salpicada de actualidad, nos debió llevar a tiempos más interesantes: a la Conquista, a la Nueva España de Sor Juana Inés de la Cruz, (la Independencia me da flojera), al fallido imperio de Maximiliano de Habsburgo, a los años porfiristas y su aparente calma chicha o de plano a Mesoamérica y al poderío Mexica o un poco antes, a la construcción extraordinaria de Teotihuacan.

Los setenta o algunos años anteriores me parecen poco interesantes (fuera del horror sucedido en Tlatelolco), muy sabidos, como la siderúrgica Lázaro Cárdenas. Les recomiendo la novela Boca de la necesidad de Luz Fernández de Alba situada en esa época (Primera edición 1987, Océano; segunda edición 2005, Fondo de Cultura Económica), una delicia de libro que se remite a los tiempos de la famosa siderúrgica: novedosa, moderna excepcional y a los amores de la joven Nadina, surgidos del poder de las profundidades del alma y del sexo, como émulos del entonces poderoso petróleo.

Y ya que regresamos al pasado ¿no podríamos pagar las rentas por vivienda de aquel entonces? Pregunta que nadie me contestará.

Por lo pronto me quedo con los Beatles, pero admiro mucho a Clearwater Revival.